Capítulo 8: Barnes

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—Capitán sea razonable, no creo que sea necesario una masacre —había argumentado T'challa.

—Oh pero claro que es necesario —respondió demasiado enojado. Tanto que una especie de aura oscura parecía rodearlo. —¡Baja ahora soldado de pacotilla! ¡Date por muerto Barnes!

—Vamos Steve, solo fue un beso en la mejilla —respondió el castaño subido en un árbol.

—Ella es mía, es mi hija y no voy a permitir que me la quiten ni me arrebaten su cariño, ¡Es mía!—dijo él —¡Soldado Barnes, que baje ahora!

—¿En que momento terminamos así?—dijo James negando con la cabeza.

Mientras veía como su tío intentaba sobrevivir a un super soldado totalmente furioso.

Horas antes.

Era fin de semana, apenas el sol comenzaba a salir por uno de los horizontes.

Steve dormía plácidamente en su cómoda cama, en días como estos acostumbraba a dormir hasta tarde. Ya que eran sus días de descanso.

La puerta se abrió ligeramente, y unas pequeñas pisadas se escucharon por el lugar.

—Papá —llamó la pequeña a su querido padre, el cual ni siquiera se inmutó —Papá, papá.

—Mmm, ¿qué? ¿Quién?—exclamó —¿Nat qué haces aquí? Es muy temprano todavía.

—Me dijiste que en cuanto el sol saliera, hiriamos a visitar al Tío Bucky a Wakanda —dijo la pequeña.

—Si, pero no exactamente a las 6:24 de la mañana —contestó a su hija. —Es muy temprano, y eso que me caracteriza el ser una persona madrugadora.

El semblante de su hija cayó, haciéndolo sentirse mal al ver esa tierna y adorable carita triste y a punto de derramar lágrimas.

—No, no llores —consoló Steve —Te prometo que iremos a verlo, pero más tarde. Porque mejor no intentamos dormir, ¿eh?

La pequeña lo medito unos segundos, antes de asentir, había pasado al rededor de un minuto cuando la pequeña se había negado a irse de la habitación.

—Adivinare —contestó —Quieres dormir conmigo.

—¡Sipí!—dijo la niña —¿Puedo?

—Claro, eso no tienes que pedirlo —dijo él —Anda sube.

La pequeña sonrió contenta, aferrando a su pecho el peluche de Capitán América que había comprado en el centro comercial.

—¿Estas cómoda?—preguntó una vez que la pequeña había adoptado una posición, ganándose su asentimiento. —Bien, descansa.

En pocos minutos ambos cayeron en los brazos de morfeo, James despertó de forma abrupta al sentir el lado opuesto de la cama frío.

Su instinto pronto lo puso alerta, pero inmediatamente después se relajo al ver donde estaba. Respiro lento y se paro de la cama.

Suponiendo que tal vez su hermana ya estaba despierta. Al encontrar la sala y la cocina vacía se extraño.

—¿Habrán salido?—preguntó al no ver rastros de ninguno de los integrantes en la casa.

No fue hasta que un peculiar ronquido llamó su atención, este venía de la habitación de su padre. Por lo cual cauteloso, se acercó a la recamara.

Viendo con sus ojos azules, a su padre con un semblante sereno y en sus brazos reposaba su hermanita, quien al igual que él. Dormía plácidamente sobre su pecho.

Reparar los errores del pasado (The Avengers) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora