Epílogo

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Toda la familia Rogers-Romanoff decidieron salir ese día de Campo.

A petición de los niños, por supuesto..

—¿Ya tienen todo?—dijo Steve —Aún falta subir la canasta de comida.

—Estoy trabajando en ello —dijo Natasha guardando el jugo en dicha canasta.

—A ver, te ayudo —dijo Steve poniendo las últimas cosas en ella.

—No hace falta —contestó ella haciendo rápidamente las cosas —¿Vez? Esta listo.

Justo cuando se dio la vuelta, chocó abruptamente con el pecho de Steve.

—Deberíamos de dejar de encontrarnos así —dijo ella —Se está volviendo costumbre.

—Mmm... Bueno —dijo sujetando la de la cintura —A mi no me molesta, si te soy sincero, comienza a ser una adicción.

—¡Steve!—dijo Natasha con reproche —Los niños pueden venir.

—¡Ejem!—carraspeo una dulce vocecita.

—Muy tarde —contestó una voz a sus espaldas —oigan, generalmente no tengo nada en contra con tener un hermanito, pero, ¿Podrían por favor conseguirse una habitación? Hay una damita presente.

Natasha salió de los brazos de Steve de forma abrupta, acomodando su vestido.

—Aún no me acostumbro a su forma de sarcasmo —contestó ella.

—Ni yo —fue la respuesta de Steve. —Y eso que llevó dos años tratándolo.

—Pero sin duda alguna, se trata de mi hijo —dijo la pelirroja con orgullo. —Nuestro hijo.

—Sí —dijo dándole la razón —Nuestro.

—¡Oigan, hormonales!—grito James —Dense prisa, que tengo un partido fútbol a las 4:30

—Andando —dijo Steve tomando la canasta.

—¡Que exigente!—protesto Natasha.

—Tengo un récord impecable de cero faltas y retrasos. —dijo el niño —Mi equipo meterá la pata si no lo ayudó.

—Adivino —habló la rusa —Eso viene de ti.

Steve únicamente se encogió de hombros.

Cerro la puerta de la casa que daba conexión al garaje, para después subirse y emprender su camino.

Como ya era de esperar, el lugar era inmenso, pues había zonas de descanso, pistas para correr, andar en bici, brincolin.

—T'achalla si se tomo muy enserio lo de construir un parque solo para nuestra hija —dijo Steve algo preocupado por el extenso lugar.

Y es que no era una sorpresa cuando Steve decía que Sarah se había robado el corazón de todos con su carisma, por lo cual no era extraño que le regalaran cosas demasiado extravagantes para incomodidad de Steve.

Pues uno de esos "extravagantes" obsequios venían por parte de los monarcas wakandianos, quienes le regalaron un parque con diversos juegos y atracciones.

Esto a simple vista podía ser causado por la propia Shuri, quien era la que más quería y consentia a la niña con sus regalos tecnológicos.

Pero para sorpresa de todos, había sido T'achalla quien le dio semejante parque.

Según sus palabras el monarca había dictado lo siguiente:

"Construí este espacio personalmente para que Sarah no se sintiera excluida de los juegos.

Reparar los errores del pasado (The Avengers) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora