🐾DIEZ🐾

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—¿No te duelen las mejillas de tanto sonreír? —pregunto el pequeño ser negro observando a su portador, el cual no había quitado esa boba sonrisa desde el día anterior, justamente luego de salvar a la latina.

—¿A caso no estas feliz de que yo esté feliz? —contestó con humor mientras tomaba lo necesario para ir a clases.

—Si estar feliz hace que me des más queso, entonces sí estaré feliz —fue todo lo que dijo antes de esconderse para que el rubio pueda partir.

Adrien no dejaba de pensar en el encuentro que había tenido ayer con _____. Pudo tenerla entre sus brazos, hablarle de frente y verla de la misma forma que cuando se conocieron: él como un desdichado gato negro y ella como la atrayente dama que descolocaba a su corazón.

El tiempo se paso volando, haciendo que la campana que anunciaba el inicio a clases lo sacara de su ensoñación, notando que ya se encontraban frente al colegio y su guarda espalda lo observaba extrañado por no verlo bajar.

El modelo sonrió con vergüenza y salió de la limosina con rapidez, apurando su paso para entrar al colegio. Aún debía ir a buscar el libro de la primer hora que se le había quedado en su casillero ayer. 

Entro al área de casilleros, viéndola completamente desolada, y fue a paso decidido al suyo sacando lo necesario y cerrándolo al acabar. Mientras se dirigía hacia la puerta, freno al cruzar sus ojos con un casillero que conocía a la perfección. Sonrió de medio lado, absorto en sus emociones, pero emprendió nuevamente su camino al recordar que iba tarde.

No había preparado ninguna nota, así que por ahora no le dejaría nada, a pesar de que era una perfecta oportunidad teniendo en cuenta que nadie le vería. 

Lo pensó una segunda vez con su mano sobre el picaporte. Podría escribir algo rápido y... 

Sus pensamientos se detuvieron cuando alguien entro de golpe al lugar, chocando contra su pecho y tirando todas sus pertenencias al suelo. 

—¡Lo siento! —dijo esa dulce voz. Adrien tardo unos segundos en darse cuenta de lo que había pasado. _____ había chocado contra él y ahora estaba en el piso juntando sus propias cosas, debido a que el rubio no llevaba nada encima como para haberlas tirado.

Se quedo congelado al verla tan cerca de él, era la primera vez que tenían un encuentro estando él como civil. Aunque ella ni siquiera había volteado a verle, parecía más preocupada en encontrar algo entre el desastre de hojas que había causado. Saliendo de su ensoñación, Adrien se agacho para ayudarla con sus pertenencias. 

Quiso decirle algo como: "no te preocupes, yo estaba en medio", o algo que le quitase toda la culpa, pero las palabras se atoraron en su garganta al mismo tiempo que el sonrojo teñía sus mejillas por tener su rostro a unos pocos centímetros. Aunque, de nuevo, ella no lo volteaba a ver.

Adrien se concentro en juntar todas las hojas posibles antes de extendérselas. Al levantar la vista, quedo embobado con la imagen de la castaña suspirando mientras abrazaba una hoja doblada. Era obvio que se trataba de una nota y era lo que tan desesperada intentaba encontrar.

Sin embargo, esa no era una de sus notas, causando confusión acerca de qué sería lo que había en su interior.

—Muchas gracias, y me vuelvo a disculpar por ingresar así —dijo tomando las hojas que le extendía antes de pararse y dirigirse a su casillero.

—N-no hay po-porque —tartamudeo por lo bajo, sintiéndose aún más estúpido. Sin aguantar más la vergüenza, salió con rapidez del lugar, apoyándose en la pared para intentar calmar su respiración.

Ella ni lo había volteado a ver una vez, así que posiblemente no sabría con quien había chocado, pero no sabia si eso le tendría que hacer sentir feliz por salvarse al haber actuado como un idiota, o triste porque no parecía si quiera merecer una mirada por parte de ella.

_____ parecía más interesada en esa nota, que en la persona afectada por su golpe. ¿Qué ocultaría?

Sin soportar la curiosidad, se acerco a la puerta para observar el lugar a través del vidrio, contemplando el momento justo en el que la latina colocaba la nota sobre su casillero, causando que el corazón del rubio se detuviera.

Ese era el lugar donde ella le dejaba notas para que pudiese leerlas. Era una nota para él.

Volvió a pegarse a la pared para que la puerta lo ocultase cuando ella saliese y así fue. La castaña salió corriendo del lugar, sin notar la presencia del rubio quien entro con rapidez al área, evitando ser visto.

Con la respiración agitada y temor de lo que pudiese decir la nota se acerco con lentitud y volteo a ambos lados, sintiéndose idiota al ya saber que estaba solo. 

—¡Ya toma la nota! —Pegó un salto en el lugar y miro con reproche a su kwami.

—¿No tienes que comer queso o algo? —se quejo por su intromisión.

—Puedo comer queso mientras me entero del chisme —hablo encogiéndose de hombros y llevando un pedazo de camembert a su boca, demostrando su punto.

Adrien rodo los ojos y con rapidez tomo la nota, suspirando antes de abrirla.

"Nunca te lo dije, pero a mi parecer escribes los mejores poemas del mundo.

_.F"

Para la chica que sanó mi corazón | Adrien Agreste y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora