Prólogo

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¿Cómo habían llegado a aquel punto?... 

¿Cómo terminaron llenos de mierda hasta la cabeza?... 

¿Qué carajos habían hecho mal?

No lo sabía exactamente y las diversas preguntas que se amontonaban en su mente tan solo volvió la respuesta más confusa. 

¿Podían culpar a sus arranques de ira... o solo se debía a sus instintos impulsivos como Omegas?

¿Se trataba de eso?...

¿Era realmente justo culpar a su naturaleza? 

...No... definitivamente no era justo.

Tal vez... todo era consecuencia de su pésima suerte al nacer.

"Sí, en definitiva, había sido eso"

Fue lo primero que cruzó por la mente de Jimin al verse en aquel estado, siendo sometido por el Alfa que, alguna vez, juró amarlo y protegerlo contra todo. 

Que gracioso era el recordarlo. Él juraba defenderlo de todo... pero nunca mencionó hacerlo de si mismo.

Y justo en ese instante, se encontraban las pruebas de ello, sintiendo cómo una de sus manos aferraba con fuerza su cuello, mientras la otra intentaba abrir su ropa con brusquedad en medio de un gruñido.

"No tienes derecho a reclamar nada, Jimin. Un Omega tan débil como tú, solo debe limitarse a mirar y obedecer. Nada más"

Resonó en su cabeza en la tan conocida voz de su padre, algo que solo lo hizo gruñir de impotencia mientras era testigo de lo que el Alfa le intentaba hacer, sin poder hacer nada más que intentar sacárselo de encima mientras un sollozo se ahogaba en su garganta.

Pero claro, de nada servía cuando se enfrentaba contra un Alfa de aquella magnitud, de complexión ancha y fuerza que sobrepasaba a la normal de una persona.

Ante él no era nada... tan solo un débil Omega que temblaba ante cada toque y que solo podía limitarse a forcejear sin éxito. 

"...Por supuesto que no..."

Al escuchar aquella voz apagada y cansada en medio de la tormenta que era su mente, algo pareció brillar en el castaño, obligándose a centrarse sin dejar de pelear, haciéndose la misma pregunta que lo había perseguido durante años.

¿Realmente era débil?

¿Habías sido débil al soportar 15 años de maltratos y humillaciones por parte de las personas que se supone que debían de quererlo y protegerlo?

¿Lo había sido al aguantar aquella vida decadente y asfixiante, permitiendo que lo rebajasen de aquel modo?

Sintiendo como el aire comenzaba a faltarle, Jimin pudo recordar claramente cada maltrato, cada hiriente palabra seguida de una bofetada.

Recordaba cómo su padre lo había llamado la decepción de su familia, un error en su linaje impecable de Alfas... Un simple objeto que mostrar en espera de un buen candidato para convertirlo en su Alfa.

Sumado a ello, las horribles expresiones de arrogancia y superioridad de su madre, rápidamente asaltaron su mente, haciéndolo revivir el momento de su "búsqueda de pareja", mirándola conversar con aquellos vejestorios en la sala de su casa, proponiendo al mejor candidato, quien, por supuesto, debía de cubrir cada aspecto solicitado por la fría mujer, sobre todo, el apartado de estatus económico y jerárquico.

Y si eso ya era suficientemente humillante, su vivencia de aquel primer celo en el instituto, en un chispazo atravesó su mente, mientras aquellas asquerosas voces volvían a él en un fuerte golpe de realidad.

"Un Omega incapaz de defenderse, tan débil e inútil... no entiendo cómo puedes ser mi hijo"

"Si tan solo fueras cómo tus hermanos, esto jamás habría pasado. Deja de llorar y ve a limpiarte. Tenemos una cena esta noche"

"Ay, Jimin... Deberías solo dejar la escuela y buscarte un Alfa de renombre. Al menos eso bastaría para que nuestros padres se callaran. Sirve de algo y hazle ese favor a tu hermano"

"Jimin, hazle un favor a padre y tan solo quédate en casa. No necesitas regresar al colegio. Tienes una cara bonita y un cuerpo lindo. Cualquier Alfa de buena familia desearía estar contigo"

¿Por qué aquello tenía que ser un alago?

¿Por qué demonios era su culpa el que un idiota hubiese querido abusar de él cuando entró en celo en el colegio?

Mirando hacia atrás, recordado cada segundo en aquel infierno mientras parte de su cordura volvía al presente, teniendo al castaño sobre su cuerpo y siendo bloqueado contra el escritorio a la par que abría su ropa, Jimin se veía incapaz de dejar de preguntarse... si así tenía que ser.

¿Tal vez ese era el amargo destino de un Omega? 

Someterse sin quejas ante un Alfa, agradeciéndole por tomarlo en cuenta... ¿Era para lo que estaban hechos?

"Jimin, somos más que simples juguetes de estantería. No nacimos para complacer a nadie, solo a nosotros mismos. Entiende eso... Si necesitas que alguien te lo recuerde, siempre estaremos aquí para hacerlo"

Al escuchar aquellas palabras en su mente, algo pareció conectar por sí solo.

Todo lo que había vivido, cada golpe y cada caída, en realidad, nunca lo había vivido solo. 

Esos dos chicos en su vida, aquellas siluetas difusas ante él, siempre estuvieron a su lado para evitar que se hundiera, para recordarle que era importante y que, sin importar qué, ellos siempre estarían a su lado.

Así cómo Jimin estaría para ellos.

En un brusco movimiento y golpe certero en la entrepierna y cuello, Jimin pudo quitarse al castaño de encima, tomando su mochila del sillón antes de salir corriendo de aquella oficina, con el grito fuerte y descontrolado del Alfa detrás de él, en un intento desesperado de que la voz Alfa lo noqueara...

Algo que, evidentemente, no fue suficiente.

Al salir del edificio gastado, con la ropa desarreglada y rota, siendo empapado por la torrencial lluvia, Jimin no tuvo otra opción que marcar el único número registrado en aquel aparato entre sus manos, siendo atendido al instante en medio de su carrera sobre la acera.

-Necesito tu ayuda...

-Lo sé... Tae y Jin está conmigo. Nos encontraremos en la calle principal... Los sacaré de aquí, Minie... Te lo juro

***

Hola hola cachorros.

Intentaré publicar el capítulo largo en estas horas. Sorry, estaba súper ocupada.

Los amo mucho. Felices fiestas y espero que todos se encuentren bien en sus familias ❤❤❤🐾

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