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Capítulo 2 Engaño

Tras aquella loca idea que había asaltado su mente, Jimin no fue consiente de en qué momento el reloj colocado en la pared de aquella sala, había marcado las 8:40 p.m, cuando él juraba que no habían transcurrido más de 5 minutos desde que el rubio abandonó la sala.

Era un hecho que su nerviosismo y confusión, tan solo habían logrado desconectarlo de todo, consiguiendo que, durante aquella media hora, solo se dedicara a dar vueltas sin parar, preguntándose una y otra vez si aquello realmente era una buena idea... Cuestionándose sin parar si realmente estaba preparado, o tan siquiera, si tenía la mínima idea de qué debía hacer cuando estuviese frente al Alfa.

Claro, Jimin conocía las pautas bajo las que se regían los ciclos de celo de los Omegas y los Rut de los Alfas. 

Jimin sabía que, en aquel estado, los Alfas podían llegar a perderse a tal grado, que no les importaba lastimar a su pareja en busca de su propio placer y satisfacción durante el sexo, algo que, evidentemente, tan solo había logrado asustarlo más, mientras que la simple idea de estar en la misma habitación que Taemin se instalaba en su cabeza.

-¿Pero qué diablos estoy haciendo? - susurró para sí mismo, sentándose nuevamente en la silla mullida mientras frotaba sus dedos en un inútil intento por detener el temblor de su cuerpo.

Para ese punto, el pelinegro creía firmemente estar seguro de querer aquello. Que la idea de pasar su primera vez con el Alfa, era algo que deseaba desde meses atrás, así como entendía que el rubio lo hacía desde hacía mucho más, incluso desde antes de que ambos iniciasen su relación. 

Sin embargo, y aun queriendo convencerse de que ya era hora de dar aquel paso, por alguna razón que él mismo desconocía, algo en su interior frenaba todo al estar cerca del rubio. Tal y como si su subconsciente se negara a aceptarlo y estar con él, frustrando todo al final.

Pero sinceramente no lo entendía.

Taemin había llegado a su vida cuando él ni siquiera podía confiar en los Alfas. Le había enseñado a protegerse... a proteger a los demás y crear un completo caos a su alrededor. 

Durante esos años, Taemin fue la única persona que confió en él al igual que en Jin y Tae.

Aquel Alfa tan frío y despiadado a los ojos del bajo mundo, sin lugar a duda se había sabido ganar su confianza y cariño poco a poco, con pequeños detalles y palabras exactas.

Pero entonces... ¿Qué demonios estaba mal?

¿Por qué a pasar de todo eso, su corazón no lograba dar de sí para entregarse por completo?

No lo sabía, pero era evidente que era una gran mierda.

Emitiendo un pesado suspiro, seguido de un instante de reflexión, la mirada del menor se alzó hasta chocar con la entrada, apretando sus manos en busca de detener los estremecimientos que le asaltaban sin remedio.

-Ya ha pasado mucho tiempo...Puedo hacerlo...- susurró para sí- Realmente puedo con esto...

Murmurándose aquellas palabras una y otra vez, mientras su mente aferraba su decisión final, el Omega se incorporó de su asiento, poco antes de que una fuerte contracción se instalase en su pecho, frenando sus movimientos al instante, antes de que un bajo quejido escapase de sus labios.

Reconociendo aquel sentimiento y el fugaz sonido en su cerebro, Jimin no pudo evitar dejar escapar un suspiro, sabiendo lo mal que la pasaría después de aquello.

-Es nuestra pareja... No puedes seguir retrasando esto eternamente- murmuró cansado, sabiendo se sobra que su réplica, simplemente no obtendría ninguna respuesta... ninguna, además de un último pinchazo en su corazón, lo cual le recordaba lo mal que aquello estaba haciendo sentir a su lobo.