No entendía la razón, pero el terror le producía ahora cierto placer de aproximación. Desde que le relató a Min Yoongi su travesía en la narrativa gótica, una extraña emoción se encendió en su interior, y pronto se vio en la necesidad de revisar sus viejos libros, en el deseo de beber el espeso líquido de sangre, como imaginaba que se figuraba el miedo, hasta inundar sus papilas de aquel sabor desconocido. Se sentía aturdido de pensamientos nuevos y la clase de la mañana se le había hecho eterna, sumando que sus alumnos no dejaban de hacer comentarios acerca de Park Jimin y lo despistado que se encontraba hoy. Sí, a veces parecían adolescentes en lugar de adultos. En su clase había una diversidad de edades y todos parecían segregarse en sub-grupos, algunos más habladores que otros.
Y no obstante las preguntas sobre él no faltaban, quizá sus ojos brillaban un poco y su pulso temblaba intermitente, estaba emocionado y nunca aprendió a controlar las emociones buenas; sí las malas, eso siempre se lo habían enseñado. Tal vez las tizas se le caían de los dedos y se perdía en los párrafos, pensando qué le diría después al profesor Min.
No tenía ganas de amonestar a sus alumnos por un despiste propio, así que se concentró en Drácula, su libro de referencia en esa clase, obviando la sensación difícil de señalar que apretaba en su pecho en cuanto la oscuridad y la estética de la obra sólo hacían que la imagen de Min Yoongi cruzara por su cabeza.Tal vez había dormido poco. Dicen que la luz azul a altas horas de la madrugada puede provocar náuseas y mareos.
Llegó la hora del almuerzo y Jimin se dirigió a la sala de profesores como siempre. Tenía una ligera esperanza de ver a Yoongi allí, pero efectivamente no lo encontró, tampoco vio su sombra deslizar en los pasillos. Si nunca lo había visto por allí, no había razón para hacerlo ahora que había confirmado su existencia. Pero Yoongi le había dicho que él sí lo veía, medio en broma, medio en serio. ¿No era eso algo extraño? A no ser que se filtrara entre los alumnos de su clase, o que espiara su figura detrás de los muros, Jimin no podía explicarse sus palabras. Quizás era una especie de comentario para animar el ambiente y él no la había captado.
Aprovechando la soledad del espacio, ya que había llegado unos minutos más temprano, marcó el número de Taehyung mientras sacaba el vaso de ramen instantáneo y lo ponía en el microondas. No tenía ganas de comer algo mejor y en su desesperación nocturna había olvidado llevarse algo de casa.
—¿ChimChim? ¿Qué ocurre? ¿Necesitas que te vaya a buscar al colegio, bebé?
Jimin hizo una mueca extraña por su ocurrencia.
—Taehyung, buenos días. ¿Cómo te encuentras? Yo muy bien, gracias. Y no, no necesito que me vengas a buscar, no soy tu bebé.
—Ajá como digas. Estaba colgando la ropa. Ahora mismo estoy, específicamente, con tus calzones de gatitos en mi mano. Los pondré en la sombra para que no se destiñan por el sol.
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4 ᴏ' ᴄʟᴏᴄᴋ - ʏᴍ
FanfictionPark Jimin es el profesor de letras en una prestigiosa Universidad de Seúl. Min Yoongi, el profesor de música, oculta muchos secretos. -Géneros: fantasía, romance, narrativa gótica. -Pareja principal: YoonMin. Menciones del VHope y NamJin. -Capítul...