Park Jimin es el profesor de letras en una prestigiosa Universidad de Seúl. Min Yoongi, el profesor de música, oculta muchos secretos.
-Géneros: fantasía, romance, narrativa gótica.
-Pareja principal: YoonMin. Menciones del VHope y NamJin.
-Capítul...
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Esa mañana de lunes, cuando pisó los adentros de la facultad, Jimin se cruzó al director y este le dijo, a modo de comentario casual, que Min Yoongi se tomaría sus días de duelo. Era un reglamento general de cualquier institución cuando perdías a un familiar, pero nadie creía que el pelinegro los tomaría, al menos hasta esa mañana. Jimin asintió disimulando su asombro, su duda, y un infinito de sentimientos mezclados, para luego cambiar de tema con destreza y continuar con su rutina.
Le había clavado el visto a Min, eso lo entendía perfectamente (sólo le había escrito un casto "Ok"), pero no podía creer que fuera tan infantil como para no avisarle. Tal vez seguía esa lógica estúpida implícita en esas aplicaciones de que "el último en clavar visto, debe ser quien envía un nuevo mensaje". No tenía apariencia de ser esos, en general, no tenía apariencia de usar la mensajería muy a menudo, lo sabía por su carencia de emojis y su escritura tan perfecta, delicada, ajena a ese mundo.
Jimin esperó impaciente todo el día hasta que su última clase terminara y pudiera ir a la parada del bus, con la residencia de Min Yoongi como objetivo. Además, la próxima semana debían entregar el proyecto y no habían avanzado más que de manera individual, venía siendo hora de unir sus piezas y ver qué se formaba de eso.
Por otro lado, el cómo se estaban dando los hechos le había facilitado algunas cosas. Sin Min Yoongi merodeando por ahí, tenía el libre acceso en la facultad para almorzar con Kim Seokjin o tomar un rápido café en los recesos con Kim Namjoon mientras compartían una amena charla. Todo transcurría de acuerdo a sus planes. Sacando que en casa Taehyung estaba más encima de él que de costumbre, y de pronto se quejaba de que leyera esos libros de vampiros con tanto ímpetu.
—¡Pero, Jiminnie! ¡Tienes que darme atención ahora que tengo que estar contigo! —puchereaba el moreno.
Jimin dejó caer sus lentes hasta el puente de su nariz para observarlo entre ellos con desgano.
—Primero, ¿por qué tienes que estar conmigo? Y segundo, estoy trabajando, Taehyung.
—¡Pero no quiero que llenes la casa de vampiros!
—Es mi proyecto, por si no lo sabes. Narrativa gótica, vampiros, sangre, es lo común.
—Jimin, no quiero que sigas leyendo sobre eso, podrían darte pesadillas —Taehyung insistía, su rostro volviéndose cada vez más serio a medida que la conversación avanzaba.
—¡Agh! ¡Me iré a mi habitación si eso quieres! —Jimin se levantó, dando un respectivo portazo. Estaría incómodo en el escritorio de su habitación debido a su escaso tamaño, pero prefería eso antes que seguir soportando incongruencias.
En la cena, Taehyung volvió a sacar el tema y ya comenzaba a hastiarse de su comportamiento. Él no solía ser así, y si tenía algo que disimular, realmente lo estaba haciendo pésimo. Prefirió ignorarlo con la poca delicadeza que tenía, murmurarle que estaría bien y que intentaría limitar los contenidos que leía, aunque claro que eso no era cierto, pero tampoco podía hacer algo más para calmar su terquedad.