xx

242 37 7
                                    


Cuando finalmente lograron tranquilizarse, afuera anochecía y comenzaba a caer una fina lluvia fría

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Cuando finalmente lograron tranquilizarse, afuera anochecía y comenzaba a caer una fina lluvia fría. No rompieron el abrazo en ningún momento; Jimin se había quedado dormido mientras le daba caricias en la espalda al mayor, quien también había logrado dormitar otro poco luego de recostarlo y cubrirlo con una manta a su lado. Se veía indefenso, como un pequeño cachorrito, pero aquel joven tenía una gran fortaleza y un carácter que no dudaba en mostrar. Yoongi estaba feliz, porque pese a todo había logrado desahogarse con alguien distinto a Hoseok en un siglo de vida, y no era cualquiera, sino el chico con el corazón más grande que había llegado a conocer.

Yoongi salió al balcón, mientras tanto Jimin seguía durmiendo plácidamente en su cama. Buscó un cigarro en los bolsillos de su pantalón jogging y lo encendió exhalando con calma. Aunque era de noche, el cielo estaba ligeramente rojizo por las nubes y se iluminaba de vez en cuando con los relámpagos. La lluvia que caía era todavía suave, por lo que no le importaba que sus cabellos se llenaran de pequeñas gotitas que salpicaban del techo.

Por primera vez, aquella soledad no le incomodaba. Pensaba, por supuesto que lo hacía; en realidad nunca dejaba de hacerlo, y sabía que tenía material de sobra ahora mismo para arrancarse las neuronas, pero no le apetecía hacerlo así. Era la misma sensación que estaba con la lluvia. Había visto infinidad de veces el cielo llover, pero cada vez le parecía especialmente única, todavía era capaz de estremecerlo, o por el contrario de inspirarlo profundamente; de igual manera, cada vez que entraba a los dormitorios de su mente, le resultaba siempre un lugar por conocer.

—¿Yoongi? —oyó la voz de Jimin murmurar.

Si no hubiera tenido audición de vampiro, quizá no podría haberlo escuchado. ¿Así de suave era su voz al despertar?

—Ah, lo siento, ¿hice demasiado ruido? ¿Te desperté? —se asomó por el ventanal. El peligris se estaba estirando en la cama, despabilando.

—No, no es eso... Es que me dio hambre de nuevo —bostezó, tallando su ojo para finalmente sentarse—. ¿Qué hora es? ¡Oh, no! ¡Olvidé que tenía maquillaje y me rasqué el ojo!

Yoongi sonrió. «Adorable».

—Ya casi es hora de cenar. Te quedaste dormido —dijo en voz baja, pensando luego lo obvio que había sido.

—Ah, ya sé que me quedé dormido Yoongi. No tengo que ser un genio para saberlo —rodeó los ojos—. ¿Por qué no entras? Está lloviendo.

El pelinegro le mostró el cigarro en sus manos en lugar de explicar, todavía le quedaba por fumar. Entonces Jimin arrugó su ceño, algo en él sabía que reaccionaría de ese modo. Entreabrió sus labios, pero curiosamente, al final no dijo nada.

—Bueno... Supongo que iré a mi casa —se levantó, acomodando las arrugas de su ropa.

Yoongi tiró el cigarro luego de apagarlo con la lluvia y acto seguido entró a la habitación, sin importarle que el suelo se mojara con sus zapatos.

4 ᴏ' ᴄʟᴏᴄᴋ  - ʏᴍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora