4 ᴏ' ᴄʟᴏᴄᴋ - ʏᴍ

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Era el comienzo de una nueva semana para el mundo y no obstante Park Jimin sentía que el tiempo para él se había detenido. Aunque hoy llegaría Yoongi, sabía que no podría verlo sino hasta mañana. Únicamente deseando que las horas corrieran rápido, Jimin caminó con pesadez en los pasillos de la facultad en búsqueda de su aula. Nunca había odiado tanto tener que ir a su trabajo como ese día. 

Por la mañana, despertó con un alegre mensaje de Hoseok quien le pedía que agendara su número, a lo que hizo como un "Hobi hyung" junto a un emoticón de un sol. Si le había pasado su contacto a Jungkook al final, no estaba del todo seguro, pues todavía no tenía ningún mensaje de su parte.

No podía concentrarse en las clases. Ni siquiera se había arreglado como solía hacer, sólo llevaba unos pantalones de mezclilla y una enorme sudadera bordo, tampoco se había maquillado. Aun así, seguía siendo igual de hermoso para  sus alumnos y alumnas, quienes cuchicheaban sobre lo bien que se veía su profesor de letras con un look casual. Jimin hablaba de Drácula con un cierto deje de ironía, por alguna razón ya no podía soportar ese tipo de libros. Más bien, ya no podía soportar nada y tenía un enorme sueño.

Pero principalmente, todavía se sentía sorprendido de que Jungkook fuera el primo de Yoongi. En ese sentido, Jungkook tampoco le había comentado nada de su familia a lo largo de su relación, y sumando toda la extrañeza que rodeaba al pálido, todo se le hacía insondable y ambiguo. 
Si intentaba unir piezas, entonces concluía que ese señor del cuadro de la casa de Yoongi era el difunto padre de Jungkook, y ese departamento el que alguna vez los Jeon solían habitar.

No podía negar que todo eso le había causado cierta curiosidad. ¿Qué había sido de la vida del viejo Kook, anclado en sus memorias y siempre dispuesto a recordarse? ¿Cómo se encontraría ahora? Después de todo, él había sido en cierto momento la persona a la que solía contarle su día entero. Y que ahora ni siquiera se hablaran, sólo demostraba que el tiempo era una vez más la fuerza más grande de todas.

Jimin dio un vistazo a sus alumnos, la mayoría de ellos estaban concentrados en tomar los apuntes que había escrito en la pizarra, otros jugueteaban con sus celulares pretendiendo no ser vistos. Aprovechaba esos momentos para escribir en su cuaderno alguna idea suelta, siempre referida a Yoongi y que podría usar en su proyecto. El aroma de Yoongi, la mirada de Yoongi, la presencia de Yoongi...

—Profesor Park —una de sus alumnas levantó la mano.

—¿Sí, Isabella?

—¿Hay alguna novedad respecto al próximo trabajo con el profesor Min?

Ah, los alumnos más destacados comenzaban a preguntar. Era normal, faltaban dos semanas para presentarlo y sólo tendrían otras dos para la entrega, los más aplicados buscaban organizar sus agendas con la mayor anticipación posible.

—¿Él les ha dicho algo? —tanteó con cautela, echando su cabello hacia atrás y recibiendo miradas derretidas en el proceso, desviándose del motivo principal que era esa gran pizarra a sus espaldas.