En los vampiros no existía algo así como el poder de la hipnosis. Si mordías a alguien, esa persona lo recordaría por el resto de su vida, si con suerte no acababa desangrada antes de poder siquiera maldecir a esos temerosos ojos rojos. Por supuesto que tampoco eran capaces de convertir a otras personas en un animal modificando su genética con una simple mordida.
El único problema surgía si la persona humana tomaba contacto con la sangre del vampiro. Tan sólo una gota del espeso líquido y el organismo mundano lo rechazaría como si de un veneno se tratara y, en caso de ingerir cantidades cercanas a los doscientos mililitros, podría terminar en una intoxicación fatal y prolongada hacia la muerte.
Yoongi jamás había tenido una experiencia similar y creía que eran pocos en su clan los que habían envenenado a un humano de esa forma. Sólo un beso demasiado fuerte, una mordida en el lugar incorrecto, era capaz de llevarte a un infierno pasajero y dulce. Porque la sangre de vampiro, dicen, es tan deliciosa para el paladar humano como la miel y tan gentilmente hermosa de sentir como el paraíso. Un paraíso oscuro que sólo pocos conocían, o se atrevían a conocer.Irónicamente, sólo una de las especies necesitaba de la sangre para hacer funcionar el motor de su vida. La otra parte, aunque resultaba igual de deliciosa, era capaz de ser una dulce condena.
Cuando un humano probaba la sangre del vampiro en cuestión, sus hormonas, sus células y su piel, quedaban extrañamente ligadas a ese sabor. Como si de alguna forma el efecto colateral de aquel contacto tibio en sus papilas aflorara receptores ocultos en su organismo que sólo podían activarse con aquella única combinación de genes en el mundo. Esos receptores terminarían apagándose otra vez si el humano no recibía sangre nuevamente, pero la espera resultaba desesperante y voraz. Y sólo los humanos sabían cuán revoltosos se volvían sus instintos en la urgencia. Capaces, incluso, de arrastrarlos a su propia muerte.
Tal vez esa era la razón principal por la que no era recomendable involucrarse con humanos.
Desde que murieron sus padres, Yoongi ya no tenía contacto con el clan. En lugar de unirse más que nunca, sus antecesores se habían disociado como pequeños alfileres esparciéndose en un mapa. No sabía el paradero de la mayoría, de esos que no vivían en su templo originario de Daegu, y tampoco lo creía necesario. Alguno de ellos quizá podría haberse casado con un humano, sabiendo el riesgo que eso conllevaría. También estaba la posibilidad de que alguno de ellos hubiera muerto. Pero Yoongi no quería saberlo.
La casa en la que vivía, no le había mentido a Jimin; era realmente un obsequio de su tío. Él se había casado con una fémina vampira y tuvieron un pequeño hijo. Nuevamente, desde que murieron sus padres, no supo más de ellos.
Ese día después de la fiebre, Yoongi había dormido desde el mediodía hasta la madrugada del día siguiente. Eso sumaba un total aproximado de quince horas, donde incluso había soñado que llevaba una vida lujosa como basquetbolista y Hoseok lo alentaba en las tribunas, extrañamente vestido de porrista. Cuando el reloj clavó las tres, Yoongi abrió sus ojos y sintió sus párpados tan ligeros y deshinchados que no pudo evitar sentir una corriente de energía recorriendo su cuerpo. La luz azulina penetraba las cortinas abiertas y dejaba retazos de estrellas en su nítido pasar.
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4 ᴏ' ᴄʟᴏᴄᴋ - ʏᴍ
Hayran KurguPark Jimin es el profesor de letras en una prestigiosa Universidad de Seúl. Min Yoongi, el profesor de música, oculta muchos secretos. -Géneros: fantasía, romance, narrativa gótica. -Pareja principal: YoonMin. Menciones del VHope y NamJin. -Capítul...