Continuemos el juego

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Fue una suerte que la primera persona que nos cruzamos por el camino haya sido Jisoo. Ella justo salió de una habitación que teníamos libre, envuelta en una bata, cuando nosotras cruzábamos por el pasillo. Al parecer había ignorado por completo a Nayeon ya que actuaba como si su cuarto estuviera vacío. 

—¿Qué hacen? —nos preguntó.

—Vamos a seguir jugando —dijo Rose tirándome del brazo—. Ahora sí, que se pudra todo. —La puerta del cuarto de Jisoo y Lisa estaba entreabierta, allí pudimos ver a Nayeon sentada en la cama, aún desnuda, mirando televisión con el ceño demasiado fruncido—. ¡Y tu, coneja, te puedes ir a la puta que te parió! —La mujer se sorprendió tanto al verse insultada por la "tímida" Rose que cambió radicalmente la expresión de su rostro. La chiquilla sumó al insulto un gesto obsceno utilizando su dedo mayor. 

Me encantaba ver a Rose actuando de esta forma, nunca la había visto así, parecía poseída. Me causaba gracia y a la vez me excitaba ya que pensaba que la chica podía ser capaz de cualquier cosa… y yo la seguiría sin dudarlo; y viceversa. Jisoo cerró la puerta del cuarto con una amplia sonrisa en el rostro.

—Si ustedes juegan, yo juego —nos dijo en voz baja. 

—Sí Jisoo, por favor. Sin ti no podríamos seguir —le dije para que tomara más confianza. 

Ella se nos unió y en cuanto regresamos al comedor lo vimos completamente vacío. 

—Jeong debe estar en el patio, tomando algo. Yo la busco —dijo Jisoo. 

—Tu no pierdes oportunidad para verle la verga. —En cuanto dije esto ella se detuvo en seco y me miró boquiabierta—. ¿Qué? Seamos sinceras. Te calienta verlas. 

—Yo también lo noté —aseguró Rose—. Es obvio, pero y Lisa ¿Qué?. 

—Y a ti te gusta la de… —comenzó diciéndole Jisoo.

—La concha de Jennie, ya lo sabe. Se lo dije recién. Qué mala eres Jisoo, se lo ibas a decir.

—Si se meten conmigo yo me meto con ustedes.

—La primera que te dijo algo fue ella —Rose me señaló con el pulgar.

—Bueno, es que no hace falta que digamos cuál le gusta a ella… lástima que sea mi novia, vas a tener que pedirme permiso antes de usarla —toda esta charla desinhibida y directa me estaba poniendo a mil.

—¿Estás segura? —La desafié—. Yo puedo conseguirla cuando quiera; sin pedirte permiso. 

—Soy su novia y si te digo que no, es no —sabía que estaba jugando conmigo—; y no me desafíes porque llevás las de perder. 

—A ver si dejan de discutir… si se creen tan seguras, demuestrenlo —impuso Rose—. Yo les hago de juez… pero después quiero mi recompensa.

—¿Y cuál sería esa? —preguntó Jisoo.

—Lo digo después.

—¿Y la que gane tiene premio?

—Por supuesto —aseguró la menor—, va a poder ponerle un nuevo desafío a la que pierda. Uno bastante jodido. 

—Me gusta este juego —dijo Jisoo—, es agresivo y competitivo, como yo. Por eso tú llevás todas las de perder, Jennie. Te falta espíritu competitivo.

—No te olvides de que soy tu amiga y he aprendido tus mañas—hacía mucho tiempo que no me sentía tan viva—. ¿Cómo lo hacemos? 

—Esperen las dos acá, yo voy a buscar a las demás—dijo Rose, imponiendo su autoridad—. El juego comienza cuando yo diga, a la que haga trampa le muerdo un pezón. —Tanto Jisoo como yo nos tocamos una teta instintivamente e hicimos una mueca de dolor—. Jennie, buscate una bata, así empiezan las dos en igualdad de condiciones. 

strip póker IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora