Tomé aire y entré desnuda, a la jaula del león… mejor dicho, de la coneja. El cuarto de mis compañeras parecía estar aún más ordenado de lo que podía recordar, sentada en la cama, tan desnuda como yo, se encontraba Nayeon, con la mirada fija en el televisor. Al escucharme entrar giró su cabeza sorprendida; pero en un parpadeo pasó a tener la vieja expresión de rabia que tanto la caracterizaba. Cerré la puerta detrás de mí y escuché su queja:—¿Qué quieres? —me preguntó groseramente.
—Me cansé de tu actitud, Naye. Tenemos que hablar.
—No voy a hablar contigo, vete.
—Este es el cuarto de Jisoo y Lisa, ellas me autorizan a estar acá, no como otra que yo conozco, que se mete sin pedir permiso.
—¿Y bajo qué condiciones te permiten entrar? ¿Sin ropa, por ejemplo? ¿Te obligan a hacer con ellas cosas inapropiadas… en esta misma cama?
—No me obligan a nada. Lo haría encantada, si me lo pidieran. Pero no ha sido el caso —sólo había tenido un encuentro sexual con Jisoo en esa cama, pero preferí no tocar ese tema, por el momento.
—Eres una desvergonzada, Jennie. Te creía más ejemplar.
—Y tal vez lo soy, pero tu no te das cuenta. De todas formas no soy yo la más educada de la casa, ni tampoco lo eres tu.
—Pero soy la más sensata —apoyé mi espalda contra la puerta por si ella intentaba marcharse, debería pasar sobre mí—, yo no hago esas locuras.
—Pero has hecho “otras” locuras. Eso de estar cogiendo con cuánto grupo de amigo se te cruce, ni siquiera lo hago yo… y mirá que admito que me gusta mucho el sexo. Al principio duele un poco admitirlo, pero cuando puedes hacerlo aprendés a vivir con mayor tranquilidad. Me gusta el sexo ¿y qué? Y estoy segura de que alguna vez en tu vida habrás hecho la misma afirmación. Algo te dijiste a ti misma para no sentirte culpable y sucia cada vez que terminabas bañada por el semen de tus amigos. Eso no es algo que haga cualquier mujer. —Por la mueca en su cara me di cuenta de que estaba tocando una de sus fibras sensibles—. Algo también me dice que esos “encuentros grupales” no terminaron con tu época trainer. ¿Cuándo fue la última vez que te acostaste con más de dos hombres al mismo tiempo? O con más de cuatro… Sé que no me vas a contestar por orgullo…
—Hace un año y medio fuimos de viaje —me interrumpió—. Conocí a un grupo de fans, que eran de “alta cuna”. Ell@s me invitaron a pasar unos días en el Archipiélago Los Roques. Es un lugar precioso, especialmente si te gusta bucear y mirar corales. Aunque no es barato. De no ser porque me escape del personal y de jeong no lo hubiera podido aprovechar. Si conseguí visitar ese lugar fue gracias al pequeño bikini que estaba usando. Era algo indiscreto… demasiado. O sea, eran apenas unas tiritas que cubrían mi concha y mis pezones. Todo el resto de mi anatomía estaba perfectamente a la vista…
—Habrás estado preciosa.
—Sí, y muy porno. Pero como estaba lejos de todo, no me importó.
—¿Y qué pasó en el Archipiélago? —Me senté en la cama. Su historia había captado mi atención.
—Ahí me hicieron probar un afrodisíaco al que le llaman “levantamuertos”.
—Ay… ¿son drogas?
Nayeon soltó una carcajada.
—No, nena… no es más que una mezcla de mariscos. Pero, supuestamente, son muy buenos para incentivar la actividad sexual en la gente. Ahí me quedó claro que me querían garchar. A ver, que ya lo suponía desde antes; pero yo creía que el que me quería coger era uno solo, el líder del grupito. Sin embargo, mientras comíamos mariscos, empecé a recibir halagos de parte de tod@s. No sé si el afrodisíaco funcionará o no; pero yo me empecé a calentar cada vez más. Además los pibes, estaban todos muy buenos, con cuerpos atléticos y fibrosos. —Tragué saliva—. Fueron muy corteses conmigo, en ningún momento me faltaron el respeto... no sabés lo lindo que se siente ser penetrada por un hombre joven y vigoroso mientras mirás el atardecer en el mar.