La primera parte de mi plan funcionó muy bien. Dahyun fue testigo de una explícita sesión de sexo nocturno. Estoy segura de que ya le habrá hecho preguntas a sus amigas.
Ahora debíamos comenzar la segunda parte de este plan macabro que puede salir muy bien… o terriblemente mal.
Esperamos impacientes por la llegada de Jihyo. Después de lo que pasó en el patio, estábamos seguras de que iba a llegar. Esta vez Rose también quiso estar presente, y al igual que nosotras se vistió para la ocasión.
El día era caluroso, una excusa perfecta para sacar del ropero nuestros diminutos bikinis. El de Jisoo era negro, parecía sencillo y normal, pero en un cuerpo como el de ella, se veía obseno. Sus pechos estaban apretadas por pequeños triángulos negros y se le marcaban los pezones. La parte de abajo no llegaba a cubrirle todo el pubis.
Rose estaba preciosa con su bikini violeta. La parte de arriba no estaba ajustada, y eso le daba cierto juego, ella tiene pechos pequeños pero por lo suelto que estaba el corpiño, le bastaba con inclinarse un poco para adelante para que sus pequeñas tetas se asomaran. La parte de abajo era prácticamente un hilo dental. Ahí sí que estaba ajustado, como si esa parte fuera un talla menos del que ella debería usar. Parte de su pubis saltaba a la vista, era como decirle al mundo: miren, la tengo peladita e impoluta.
Yo también me depilé y, por supuesto, mi bikini verde flúor también apretaba bastante. Lamentablemente yo no conseguí el mismo efecto que Rose, a ella se le marcaban los labios vaginales, ya sea al verla de frente o de espalda. A mí no se me marcaban tanto; pero aún así estaba muy contenta con mi corpiño, era aún más pequeño que el de Jisoo, apenas dos triángulos que cubrían la zona de los pezones, mis tetas parecían un matambre arrollado y bien atado. Daba la impresión de que en cualquier momento mis pechos explotarían.
El timbre sonó a las once y diez de la noche. Si bien nos moríamos de ganas de atender, esperamos un poco. Otro timbrazo.
Jisoo se acercó a abrir la puerta después del tercer timbrazo. Saludó a Jihyo y se hizo un lado para permitirle pasar. La mujer se lanzó dentro de inmediato y ahí descubrimos que no estaba sola. La acompañaba la preciosa Dahyun, que llevaba puesto un vestido hasta las rodillas que parecía salido de un catálogo de moda del 1800. Aún así en ella daba cierta ternura… y quizás hasta un poquito de morbo. Parecía una muñeca… y daban ganas de jugar con ella.
A su lado vi que también Jeong les hacía compañía.
—Jihyo, ya que siempre eres tan sincera —dijo Jisoo, mientras nos sentábamos en los sillones del living—. ¿Por qué siempre vienes a esta hora? No es que me moleste, solo me resulta curioso.
—Es porque no quiero que los vecinos me vean hablando contigo —respondió, con severidad. Sus ojos escudriñaban nuestra anatomía—. No me gustaría que alguien inicie rumores que no son, y sospechen que estoy en los mismos pasos de putas exhibicionistas.
—Qué lindo que nos tengas esa estima —dijo Jisoo, manteniendo la calma—. Aunque el título de putas es muy importante, no sé si ya hicimos méritos suficientes para ganarlo. ¿Quién sabe? Quizás haya alguna otra con más méritos que nosotras. Pero igual te agradezco el gesto.
—¿Te resulta gracioso que ustedes queden como las putas?
—Si viene de ti, sí… me resulta gracioso.
Jisoo se mantuvo muy sonriente. De los ojos de Jihyo saltaban chispas.
—Esta situación está llegando demasiado lejos —espetó mientras daba tirones nerviosos a uno de sus mechones. Jihyo es una mujer preciosa, lo admito. Lo que más me gusta de ella es su sedosa melena y sus sensuales y carnosos labios. Despierta en mí más de una fantasía lésbica. La veo con esa expresión tan severa y me dan ganas de besarla. Estoy segura de que en alguna parte de su ser esconde un lado sensible que solo quiere que le den cariño—. Anoche Dahyun vio algo en tu patio… algo espantoso.