Jihyo ya vio a Jisoo siendo penetrada por Lisa, y no salió corriendo. Eso es una buena señal. Ahora entiende el tono de los desafíos que van a ser cada vez más regulares en esta noche de strip póker.
Ella tomó un buen sorbo del whisky añejo que le ofrecí, comentó que era muy bueno y pude notar algo sutil, pero significativo; lo sé porque yo misma hago lo mismo. Jihyo puso su espalda bien recta y elevó sus tetas, como si dijera a todas los presentes: “Quiero que las miren y las disfruten”. Bueno, eso es la reacción que yo hubiera esperado, quizás para ella no es tan así. Pero hay algo de lo que no tengo dudas: está más comprometida con el juego y ya no se avergüenza de estar desnuda frente a nosotras, incluso lo está disfrutando.
Lisa se apartó de su novia y volvió a su sitio, ahora su verga erecta llamó más la atención, en especial la de Dahyun, que la miró con una sonrisa muy particular en los labios, era una mezcla de inocencia y picardía.
Jisoo también volvió a su sitio y fue ella misma quien repartió las cartas, dando a entender que no quería perder el tiempo.
Esta vez me esforcé por ganar, tenía ganas de ponerle un desafío a alguien. Sin embargo, la suerte no me favoreció. Terminé con buenas cartas, pero no me sirvieron para obtener la victoria. El punto más aburrido de este juego es cuando te quedás a mitad de camino. Ganar es divertido, perder es aún más divertido; pero quedarse en el medio te convierte en un espectador. No está mal, dadas las circunstancias, pero es la opción menos feliz. Hasta quedar penúltimo es mejor.
La ganadora fue Jisoo y el último lugar lo obtuvo la mismísima Jihyo. Como Jisoo es astuta, aprovechó esta gran oportunidad para torcer un poquito las reglas del juego a su favor.
—Quiero que me chupes la concha —le dijo, sin vueltas.
—¿Eh? ¿Por qué a ti? La que salió penúltima fue Lisa, en todo caso creo que se la tendría que chupar a ella. ¿No son así las reglas?
—Sí, claro. Pero a veces la persona que gana puede aprovechar el desafío para obtener una recompensa. Y yo tengo muchas ganas de que me chupes la concha.
Esa norma era nueva y completamente inventada; pero Jihyo no tenía forma de saberlo, era la primera vez que jugaba a esto. Entendí que a Jisoo no le importaba tanto que nuestra compañera le chupara la concha. Lo que ella en realidad quería era que los ganadores pudieran pedir recompensas directas a quien haya perdido. Algo que vuelve el juego mucho más interesante. Aunque es cierto que esto violaba un poquito las reglas que habíamos explicado. Por eso intervine.
—Es algo que hacemos en casos especiales —mentí—. Solo se puede pedir si ya te tocó participar en al menos dos desafíos. Lisa tuvo que dejarse meter los dedos por Lisa, al quedar penúltima, y tuvo que dejarse penetrar por está misma, al quedar última.
—No habían dicho nada de esta regla —protestó Jihyo mientras tomaba un sorbo de whisky.
—Porque si les explicamos todas las reglas de una vez, puede ser confuso —dijo Rose—. Es la primera vez que juegan, por eso se las explicamos de a poco. Este también sería tu segundo desafío, eso quiere decir que si ganás una partida, le puedes hacer una exigencia al que haya salido último.
—Mmm… bueno, está bien. Eso suena más justo.
Estoy muy orgullosa de Rose. Ella también se está volviendo una experta en el sutil arte de la manipulación. Aunque con Jihyo no es muy difícil. Pocas veces conocí a una persona tan manipulable como ella. Es como si estuviera dispuesta a creer cualquier cosa que le cuenta la gente. No me extraña que esté metida en una secta religiosa.
Jisoo se sentó en el mismo sillón en el que Dahyun realizó su sensual danza, abrió mucho las piernas y comenzó a acariciar su concha. Me encanta verla tan segura de sí misma.