ducha para tres

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—¿Creés que yo no podría calentar a Lisa? 

—Con lo que pasó hoy ya les llevo mucha ventaja, queridas. 

—Tal vez sea todo lo contrario... “querida” —le respondió Rose a Jisoo en tono burlón—, tal vez ya se haya sacado las ganas de probar tu concha y ahora quiera la mía. 

—Te olvidás que también podría darme por la cola... eso a ella le encanta.

—Sí, pero mi cola está virgen todavía... bueno, técnicamente hablando. 

—Ya le gané a Jennie... ¿ahora también quieres empezar una competencia conmigo? No te conviene. 

—Tu no sabés de lo que puedo ser capaz, Jisoo. Imaginate que yo voy y le digo a Lisa con esta carita —puso su mayor cara de niña ingenua, pero provocativa— “Lili, estoy aburrida... ¿no tienes ganas de jugar conmigo?” y le muestro el culo —se dio vuelta y se abrió las nalgas con la mano, mostrándome su ano apretadito y su vagina depilada.

—Con eso ya perdiste, Jisoo —dije riéndome—; Lisa se volvería loca. 

—Pero... pero yo... yo también tengo mis armas. 

—Eso ya lo sabemos —continue—, pero tienes que admitir que Rose tiene un encanto natural, ella no necesita hacer nada para provocar —Rose sonrió victoriosa.

—Está bien... está bien —cedio—.

—Lo importante de todo esto es que tu vas a poder encontrarte cuando quieras con Lisa, y cuando no estés nos encargamos nosotras. 

—Ustedes dos me solucionan todos los problemas de la vida —dijo Jisoo sonriendo—solo no la dejen cansada porque no tendrá tiempo para mi. 

Mientras ella hablaba Rose le enterró dos de sus finos dedos en la cola y me miró con una sonrisa cómplice, comprendí que su intención era poner cachonda a Jisoo, para soltarle más la lengua; la ayudé con su plan, comencé a acariciar la vagina de Jisoo, como si quisiera ayudarla a lavarse.  

—¿Solamente eso quieres? —le preguntó la pequeña moviendo los dedos dentro de ese agujero ya dilatado, Jisoo se acariciaba los senos. La espuma de shampoo que tenía en el cabello le caía sobre los hombros.  

—Quiero que me haga de todo; quiero que me clave la verga hasta la garganta —los estímulos que estábamos empleando estaban dando resultado—, que me obligue a chupársela toda; quiero que me abra la concha con la verga —introduje dos dedos en su vagina, ya estaba llena de flujos otra vez—. Quiero que me diga que soy su puta —Rose se arrodilló dentro de la bañera y se colocó detrás de Jisoo, siguió metiéndole los dedos en el culo—. Quiero que me rompa el culo otra vez, y que me lo llene de leche, esa me la debe... me lo prometió y no cumplió. 

Cerré la ducha, porque el agua me molestaba y me agaché detrás de Rose, abriendo las piernas, su colita quedó contra mi vagina, Jisoo apoyó las manos contra la pared, aceptando lo que estábamos haciéndole. 

Dejó de hablar pero comenzó a gemir. Rose acercó su boquita a la vagina, quité los dedos para que ella pudiera lamerla en paz, su lengua comenzó a recolectar los flujos que manaban de la  concha de Jisoo, yo comencé a frotarme contra la pequeña, pasándole mis tetas por la espalda y rozando mi clítoris contra sus nalgas. De pronto Rose apartó los dedos de la cola de Jisoo y comenzó a introducirlos de a dos en la vagina, sin dejar de lamerla. Me di cuenta de que Rose necesitaba más estímulo, por lo que comencé a frotar su clítoris. Jisoo separó las piernas tanto como el ancho de la bañera se lo permitió y pegó sus tetas a la pared, esto levantó considerablemente su cola y le hizo la tarea más fácil para esos deditos que la ultrajaban. Lamí el cuello de Rose y comencé a darle chupones mientras seguía pajeándola frenéticamente, si a ella le gustaban tanto las mujeres, entonces le daría una experiencia lésbica que jamás olvidaría. 

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