La última noche de poker

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Llegó el sábado a la noche y estoy hecha un manojo de nervios. Organizamos todo para la velada de póker: bebidas, botanas, música… hasta luces. A mi Lisa se le ocurrió poner unas luces de un tono violeta que le dan al living un aspecto como de habitación de cabaret, y me encanta. Sin embargo, no tuvimos noticias de Jihyo ni de sus compañeras. Las citamos para las diez de la noche, son las once y todavía no aparecieron. No fui a tocarles el timbre (a pesar de que me muero de ganas de hacerlo) porque Jisoo me lo prohibió.

—Si no quieren venir, no vamos a obligarlas —dijo, con un tono autoritario que no suele ser frecuente en ella. Solo lo usa para hacernos saber que habla muy en serio. 

Es muy probable que Jihyo haya desistido por mi culpa. En la tarde le mandé un mensaje de texto explicándole cómo serían las reglas del juego, así no perdíamos tiempo con eso, y porque soy una ansiosa de mierda, se me ocurrió que la partida iniciaría con todos los participantes en ropa interior… y deberíamos usar ropa interior sexy que incluyera (de ser posible) medias, portaligas, tanga y corpiño. Nos quedaríamos con las medias y el portaligas puesto, lo que solo nos dejaba con dos prendas para perder durante el juego: la tanga y el corpiño. Así ya arrancaríamos picantes desde el comienzo.

Lisa estaba muy sexy usando un boxer que le marcaba mucho el bulto y un corpiño, decirle sexy era poco; y en cuanto se quite la ropa interior nos va a embelesar con su hermosa pija. 

Yo opté por un conjunto de lencería azul eléctrico que me regaló Wendy para esta ocasión. Ella no va a participar. Todavía debo contarle la decisión que tomamos de no tener más relaciones entre nosotras. Wendy piensa que esta es solo una partida más de póker y no le molestó quedarse afuera porque cree que podrá participar en alguna otra. No sé cómo voy a encarar este tema con ella. 

Una vez más volteé a ver a Lisa, estaba en el sofá, tomando cerveza mientras miraba no se que en su teléfono. Lisa dios mío... ¡Qué mujer! Me dan ganas de sentarme sobre ella y montarla hasta que se haga de día. No sé cómo voy a controlar mis ganas de coger con ella cuando todo esto se termine. Va a ser muy difícil. 

Intenté apartarla de mis pensamientos fijandome en Rose, está preciosa, radiante. Está hecha toda una mujer. Ella optó por un conjunto de color negro, muy similar al mío. Sin embargo es justamente el color lo que lo hace tan especial. Su piel es pálida como la porcelana y su cabello es de un tono negro intenso, acompañó estas características con un poco de maquillaje, sombra y delineador negro en los ojos, y la muy desgraciada hasta se pintó los labios de negro. Parece una vampiresa en celo. Está para comérsela… o para dejar que te coma. 

Jisoo decidió usar una tanga muy pequeña que no llega a cubrir más de la mitad de su pubis, ella optó por el color rojo, para mostrar que es una mujer muy apasionada.

Sus pechos estaban cubiertos por un corpiño de encaje casi totalmente transparente. Sus pezones marrones y bien definidos podían verse a la perfección. 

Nos estábamos impacientando cada vez más y Lisa no dejaba de mirarle el culo a Rose, como si estuviera pensando: “En cualquier momento me follo a la pendeja y a la mierda con la partida de strip póker”, y no la culpo, estoy segura de que los pensamientos de todas van por líneas similares. 

—Si Jihyo no llega en diez minutos, arrancamos a jugar sin ella —dijo Rose—. Ya me estoy aburriendo de esperar. No quiero irme a dormir sin haber jugado al menos un rato.

—Lo mismo digo —la apoyó Rose.

Pasaron esos diez minutos y ya, resignadas, nos sentamos alrededor de la mesa de vidrio. Jisoo y Lisa se encargaron de llenar copas y vasos, yo me decidí por un vino espumante que estaba muy rico. Rose comenzó a repartir las cartas con desazón, este juego ya no es lo mismo. Se perdió la magia de la primera vez, y solo la podíamos recuperar si Jihyo y las demás participaban. 

strip póker IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora