Prólogo

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"Próxima parada: Aeropuerto Central de Trujillo"
Me despertó el sonido de la voz de la aeromoza, ya estas aquí, me dije a mi misma. La verdad no tengo recuerdo alguno de esta cuidad pero en mi partida de nacimiento dice que nací aquí. He vivido toda mi vida en EEUU, lo mas que puedo recordar es cuando desperté en esa cama del hospital hace mucho tiempo, y mi compañera de cuarto, que hasta ahora es mi mejor amiga. Tras una larga discusión con mi madre puedo venir a conocer me cuidad natal y estudiar mi último año de colegio, ¡oh! cuanto extrañare a Linda, mi mejor amiga.
Salí del avión y fui a recoger mi maleta, la azul como siempre solo que más pesada esta vez y fui a la salida, donde una hermosa mujer con cabello rubio tenía un letrero con mi nombre. La salude a lo lejos, aunque no la conocía. Luego me acerque y me abrazó, al parecer ella si me conocía.

-¡Lucy!.. Es tanto tiempo- me limité a sonreír para corresponder su saludo - puedes llamarme tía Sam.

-Mucho gusto... "tía Sam".

Tomamos un taxi y nos fuimos a su casa, el trayecto fue interesante, pues Perú es muy distinto a EEUU. Las casas son un poco mas descuidadas, al igual que las calles y las personas. No hable mucho con mi tía, ella también estaba distraída hablando por teléfono.
Llegamos a su casa, era grande y tenía mucho espacio.

-Ponte cómoda.

Me dijo y me senté en el mueble, tenía un televisor de pantalla plana y unos muebles de cuero.

-Mi hijo no esta mucho en casa - dijo interrumpiendo mis pensamiento - él sale con amigos en las tardes o solo se mantiene encerrado en su cuarto. Por ahora ha salido, llegará en un rato.

Al parecer mi tía es muy amable, y su hijo; o estudiaba mucho o es un vándalo que solo para en la calle o en su cuarto quien sabe que haciendo. ¡Rayos! Siempre hago eso, juzgar sin ver, tengo que dejar de hacerlo.
Mi tía me mostró todo el primer piso, comedor, salón principal, cocina, jardín, piscina, etc. Luego me pidió ayuda en la cocina. En tanto ella cocinaba y yo ayudaba en lo que podía, también me dedique a mirar mi entorno familiarizándome con la cocina.

-¡Lucy! ¿Me puedes hacer un favor grande?

-Dígame.

-Necesito un poco de azúcar, la tienda esta cruzando la calle y es muy fácil de llegar ¿puedes ir?

-Esta bien, no hay problema.

Salí con el dinero, crucé la pista y compré azúcar, fue fácil. Llevaba la bolsa de azúcar en el pecho cuando se me callo una moneda que llevaba en la mano, me agache a recogerla y al parecer alguien más lo hizo también. Mi collar se entrelazo con el collar de él y al momento de pararnos encajo perfectamente. ¿Cómo era eso posible? Este es un collar que lo tengo desde niña, o desde que me acuerdo y nunca encontré la pieza que faltaba, y al parecer era otro collar. No lo podía creer, y ¿quién era él para que su collar encajara justo con el mío? Él joven rápidamente lo desenredó , me entrego la moneda.

-Debería tener más cuidado.- dijo en tono serio

Un Vago RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora