21. Los pilares del desastre

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Sumary:

Félix planea, Charlie investiga y Murphy... ¿Murphy se esconde?
Esos son los pilares del desastre, debieron pensar mejor en lo que se están metiendo.

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Una copa de vidrio cae de entre las manos de Félix a la vez que hace una mueca de dolor, el collar alrededor de su cuello se ajustó y la presión lo tomó por sorpresa. Sabía que Talbott lo hizo a propósito, esperando el momento justo de distracción para humillarlo.

—No puede ser, ¿en serio eres tan inútil? —Se carcajeó Talbott. —Cuando te dije que quería un buen sirviente para la cena de hoy, lo decía en serio.

Félix no respondió, involuntariamente su mano subió al collar que Talbott controlaba en un intento por recibir un poco más de aire. Todavía lograba respirar, pero se le dificultaría responderle si lo seguía oprimiendo, se concentró en respirar con calma y prestar atención a las órdenes.

—Recoge los cristales y cuidado con lo que haces con ellos, porque si intentas suicidarte otra vez voy a encargarme de que te los tragues y los vomites. —Amenazó Talbott, sentándose en la silla y observando el trabajo de Félix.

Sus ojos delinearon la figura de Rosier inclinándose sobre la copa rota, tomando cada pedazo sin ninguna emoción en su rostro y deshaciéndose del vidrio. Cuando acabó, volvió a ponerse de pie, acomodando los cubiertos y demás copas en los lugares restantes de la mesa.

—¿Cuántas vidas arruinaste, Rosier? —Preguntó Talbott, apoyando sus codos en la mesa y sonriendo con curiosidad. —¿Cuántos magos sufrieron un destino terrible porque te involucraste en sus vidas? Porque... Parece que realmente intentaste superar a Evan, o a cualquiera de tu familia, Barnaby Lee es un insecto comparado contigo.

Félix se tragó sus palabras, por mucho que no le gustase escucharlo hablar de una de las pocas personas que aún le importan... Debía guardar silencio, por su propio bien. Sólo que quedarse callado no era la respuesta que Talbott esperaba; movió su varita, atrayendo al prisionero y tirando de él hasta que estuvo parado a su lado.

—Hombros hacia atrás, manos al frente del cuerpo en reposo, al menos intenta fingir que tienes algo de clase y cultura. —Ordenó Talbott; tomó una botella de vino cercana y sirvió el líquido rojizo en su copa. —Con esa postura los demás creerán que te estoy maltratando y no es así, ¿verdad? Sólo te trato como lo mereces... Lo que me lleva a mi anterior pregunta: ¿Cuántas vidas arruinaste, Rosier?

—No lo sé. —Respondió Félix en un murmullo, no encontraba una respuesta acertada a su cuestionamiento.

—¿Cómo dices? —Preguntó Talbott, bajando la intensidad del collar para escucharlo hablar con propiedad.

—No lo sé. —Repitió en un tono de voz más alto.

—Claro que no lo sabes, nunca te importó la vida de nadie a excepción de la tuya. —Talbott puso los ojos en blanco, llevándose la copa a los labios con aire desinteresado. —Ahora arrodíllate, tienes que practicar tus habilidades de limpieza en caso de que ocurra un accidente.

Una vez que Félix obedeció, Talbott tomó la botella de vino que había abierto y volcó su contenido sobre la cabeza del prisionero. Suspiró con cierta gracia, admirando como el tono carmesí del alcohol se mezclaban con la blancura de su piel. Cuando acabó, arrojó la botella a un lado, rompiéndola en pedazos irrecuperables y sonriendo ante el desastre.

—Mierda, olvidé brindar por nosotros. —Dijo Talbott con una sonrisa. —Ahora, ¿cómo quieres limpiar esto? Puede ser como sirviente o como mascota, la elección es tuya.

Ayúdenme, estoy atrapada en un fanfic de Hogwarts MysteryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora