20. Tres personas no son una multitud, son un trío

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Summary:

Félix actúa un tanto extraño, pero... ¡Está bien! ¿Verdad? ¿Para qué son los amigos?

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Nota de autora:

Para que lo sepan, no me arrepiento de nada.

Porque seguir las reglas es de gays y yo soy bi ;)

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Félix se golpeó el pecho ante la seguidilla de toses que le quitó la respiración, hace mucho no fumaba una marca tan barato, así que quizás fue una mala idea consumir una cajetilla completa de tabaco. Aplasta la colilla del cigarro contra la piel de su pierna, haciendo una mueca rápida de dolor y sin preocuparse realmente por las marcas, desde el techo de ese club nocturno aprecia las luces de la ciudad. En realidad, no sabe en dónde está, pero eso no le impide disfrutar la vista.

¿Cómo llegó allí en primer lugar? Tiene que dibujar sus memorias paso por paso. Primero, despierta en la cabaña de Barnaby, decide que quiere salir de allí y desaparece. Esa parte es sencilla, ¿qué sigue? Aparece en una ciudad, camina entre la gente, no reconoce rostros ni calles, no sabe qué es lo que está buscando.

Entonces parpadea, está en un callejón con un hombre, el sujeto está indudablemente muerto. Se inclina para tomar algo entre la ropa del cadáver, con desinterés de su estado actual; saca una pequeña bolsa con la sustancia que le interesa, reconoce las drogas después de pasar tanto tiempo cuidando de Barnaby.

Con eso llega una memoria lejana, sin relación con su presente. Está en el baño de su mansión, palmeando la espalda de Barnaby mientras lo ve vomitar, sus ojos verdes están llenos de lágrimas y está indudablemente drogado. Barnaby se aferra a los bordes del retrete, su llanto es potente, ¿qué día es? Un día oscuro parece, porque una sombra se cierne sobre ellos.

—Sigue vomitando, sácalo todo. —Anima Félix, dándole suaves caricias en la espalda.

—Soy una mierda, un mal padre, un pésimo ser humano... Soy... —Barnaby vuelve a vomitar, Félix decide que nunca hablarán sobre eso.

Sigue caminando por la ciudad desconocida, uno de los diminutos pedazos de papel con dibujos que robó del hombre muerto está pegado a su lengua y se deshace lentamente. Sus pupilas se dilatan, se siente un poco más despierto y desconectado de la realidad, si es que eso tiene sentido. Le aburre el ruido constante de la gente viviendo su vida, parece que están saliendo de un club nocturno, esos sitios nunca fueron de su agrado.

Sin embargo, allí está. En el techo del club, aunque todavía perdura el misterio sobre cómo consiguió tantos cigarrillos o las botellas rotas del alcohol. Su parte lógica le grita que seguramente se escabulló al depósito del lugar y las robó, es una opción bastante coherente.

Sostiene unos de los cristales rotos en su mano, dejando que las luces del exterior lo iluminen. Sus ojos se entrecierran, se ve muy filoso. Acerca el objeto a su antebrazo derecho, prefiere evitar el que tiene la marca tenebrosa, está a punto de iniciar una serie de veloces cortes horizontales cuando la reviviscencia de sus memorias lo ataca.

No está en Azkaban, no está en Azkaban.

¿En dónde está?

Se siente como un idiota, mostrándose tan vulnerable cuando probablemente lo estaban buscando para regresarlo a su tormento. ¿Por qué mejor no entregarse por su cuenta? Quizás así sería menos doloroso, Talbott podría ser piadoso si se mostraba arrepentido. No hay esperanza ni futuro, es más sencillo dejarse llevar al infierno.

Ayúdenme, estoy atrapada en un fanfic de Hogwarts MysteryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora