¿Qué paso antes de la guerra?

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Agarró la botella de sake y se la bebió de un trago, no pudo evitar arrugar la nariz por lo fuerte del sabor. Ya vacía la dejo sobre la mesa como las otras dos botellas.

Llevaba un buen rato perdiendo el tiempo en ese bar. Tampoco le importaba, fácilmente podría seguir toda la noche bebiendo. Para, tratar de borrar la imagen de Shinobu inconsciente en el laboratorio.

No podía evitar sentirse culpable y tratar de buscar algo que estuviera mal entre ellos y no hubiera notado, claro, no eran perfectos; siempre se llevaban la contrarías y discutía por tener la razón. Sin embargo, no tenía sentido todo era tan surrealista. Al instante se rio de su propio pensamiento, había cosas más surrealista, como los demonios.

De nuevo la misma imagen en un momento de lucidez movió su cabeza hacia ambos lados por inercia tratando de sacar eso pensamientos.

–¡Otra! –le gritó al mesero.

Pensó que con otra podría borrar su rostro por un rato.

El hombre asintió llevándose las botellas que estaban en la mesa. Apoyo su mano sobre su mentón mirando a la nada a ver si se podía quedar en blanco por un rato.

–¡Oh mira!­–dijo con fingida sorpresa una voz muy conocida a su espalda. Giyu, rodo los ojos, ya sabía quién era– .Estás de la mierda –se rio en su cara.

­Lo ignoró así tal vez se iría.

­-Veo que estás menos conversador de lo habitual. –Tomó  el asiento libre quedando en frente de él–. Un cuervo me contó lo que paso.

O Tal vez no.

–¿Con cuervo te refieres a tus esposas? –respondió a la vez que trato de fijar su vista Uzui, pero este se movía demasiado, lo que le hacía cerrar inconscientemente los ojos.

–Es lo mismo –dijo con simpleza– ¿Cuántos vasos llevas?

–Tres...

–Te pega mal alcohol –dijo algo preocupado.

–Botellas.

-Bueno creo en ese caso que tienes buen aguante –ratificó con algo de admiración –otra persona ya estaría en el suelo –dijo pensativo más para el que su interlocutor.

–¿Importa? –Dijo restándole importancia, fijándose como el mesero venía con otra botella hacia su dirección. Antes de que pudiera alcanzar la botella el pilar del sonido la tomó y se sirvió un poco.

–Está es para mí –lo miró un poco serio–, créeme amigo, mañana me vas a dar las gracias –bebió un sorbo, mirándolo de reojo.

-Uzui,¿qué haces aquí ? –finalmente se animó a preguntar, mirando al hombre de cabellos plateado.

-No lo sé –respondió fingiendo desinterés- tal vez.. tuve piedad de tu alma desolada y vine a ver que no te atragantes con tu propio vómito y dejes viuda a tu esposa.

Entrecerró los ojos molesto–. No le importaría, no lo sabes o acaso a tu cuervo no te informo.

–¡Vamos no seas tan llorón! –regañó-. Sabes que no es verdad, de seguro ahora no tiene idea de quién eres, pero en el fondo no creo que eso pueda cambiar los sentimientos de una persona.

–Vaya... eres más maduro de lo que aparentas.

–Y tu más elocuente de lo que eres normalmente sobrio.– Se sirvió otro poco de alcohol de la botella, antes de hablar,-bueno ahora que te desahogaste qué harás.

–No me quiere cerca, sabes.

–Y seguramente vas como acosar a espiarla por las noches mientras duerme ¿no?–dijo divertido.

Aquí estoy, Shinobu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora