–Shinobu –dijo Giyu entrando a su despachó.
Ella apenas levantó la cabeza estaba tratando de arreglar unas fórmulas, por lo que prácticamente le contestó por inercia.
–Te puedo ayudar en algo Tamioka–san.
–Solo te vine avisar que me voy.
–Claro...‐ dijo mientras mezclaba unas cuantas gotas de esencias de cardamomo y, casi salto de la emoción cuando se formó una mezcla homogénea.
–Tamioka-san ¿qué me querías decir? –dijo levantando la cabeza. Pero, el hombre de ojos azul mar ya se había marchado.
Seguramente no era nada muy importante y siguió con lo suyo.
–Shinobu-sama, es hora de cenar–. Era una de la trillizas Naho.
–Gracias por avisarme Naho-chan–. Se levantó de su escritorio–. Vamos juntas –le dijo sonriendo.
Cuando llegaron al comedor estaban todas esperándola para cenar.
–Gracias por esperarme –dijo amablemente, mientras tomaba asiento junto Aoi.
–Lady Shinobu, a nosotras nos encanta el poder comer con usted –dijo alegre Sumi.
–A mí también me encanta comer con todas –dijo mientras las observaba a todos, volvió a mirar de nuevo para estar segura.
–¿Sucede algo Shinobu-sama? –preguntó Aoi mientras le entregaba un cuenco de arroz.
–Tamioka-san ¿no quiso cenar?
–Onee-san –dijo Kanao, para llamar su atención–. Tamioka-san, salió a mediodía y llevaba consigo equipaje.
–¡De verdad!– dijo algo sorprendida–, ¿te dijo a dónde iba?
Negó–, solo se despidió.
–Shinobu-sama yo lo vi entrando a su despachó en la mañana ¿no le dijo nada al respecto?– recordó Aoi.
–Es cierto –recordó la escueta conversación con el ex pilar del agua–. Sólo me dijo me voy.
–Y si la abandonó Lady Shinobu –dijeron las trillizas al mismo tiempo al borde de las lágrimas.
Se hizo un silencio incómodo.
–Seguramente, tenía algunos asuntos que resolver –dijo Tranquila Kanao.–Es verdad –dijo Aoi–.Podría enviarle un mensaje con su cuervo –sugirió la chica de las dos coletas.
–Chicas no se preocupen Tamioka-san, es libre de hacer lo que quiera –les aclaró a todas–.Después le enviaré un mensaje para cerciorarme de que se encuentra bien.
Mintió no le enviaría ningún mensaje. Solo lo dijo para que se quedarán tranquilas. Seguramente se había ido por lo que había acordado en el bosque. No lo juzgaba, estaba en todo su derecho ya mucho le había hecho pasar.
–Bueno –dijo quitándole importancia al asunto–, a comer que la comida se enfría ¡provecho!–dijo sonriendo.
Todas asintieron y comenzaron a comer. Se dedicaron hablar de temas triviales hasta que terminaron de cenar.
Shinobu, fue directo a darse un baño y luego a su habitación. Se recostó enseguida pero se quedó pegada mirando el techo.
¿De verdad se había ido?
Solo había pasado un día desde que hablaron en el bosque y de verdad pensó que podría funcionar. Tampoco podía juzgarlo, ella era una persona complicada. Seguramente pensó mejor las cosas y se dio cuenta que no valía la pena seguir intentando seguir a su lado.
No podía evitar sentirse molesta consigo misma por estar contrariada. Era lo que ella quería después de todo. No podía querer que Giyuu se quedará con ella sino no lo quería, ya no lo despreciaba, pero no sabía que sentía. Todavía necesitaba tiempo para ordenar sus sentimientos y saber qué fue lo que realmente paso en el laboratorio.
En fin ya no había nada que hacer si él se había ido. Por lo que decidió zanjar el tema, ya no valía la pena darle vuelta al asunto. No paso mucho rato hasta que se durmió.
Era apenas las 7.15 de la mañana cuando Aoi, entró de manera abrupta a su despachó.
–¡Shinobu-sama es urgente vino paciente con quemaduras graves necesito su ayuda!
Se levantó rápido de su escritorio siguiendo Aoi, al pabellón.
–Aoi-chan, sabes cómo se hizo las quemaduras.
–Por lo que dijo uno de sus trabajadores es un artesano soplador de vidrio –recordó–. Fue golpeado por accidente en el brazo con el vidrio caliente.
–Ya veo –dijo entrando a la habitación.
Apena lo vio sintió pena por el hombre debía tener alrededor de la edad de Tamioka-san.
–Llegó inconsciente, se desmayado del dolor –agregó Aoi.
–Y debe seguir así. Esto va hacer doloroso, ponle una buena cantidad de anestesia, necesito que sigas así por un buen par de horas.
–Entiendo, Shinobu-sama.
–Mientras yo le voy inyectar un medicamento para la infección –le explicó de forma minuciosa–. Necesito que a lo que termines me traigan los cuchillos y gazas.
Aoi asintió mientras aplicaba la anestesia en el brazo sano.
Sin perder tiempo Shinobu, se dedicó a revisar el brazo era una quemadura de segundo grado, falto poco para que no fuera de tercer grado. No veía una tan fea desde los ataques por demonios. Esto le dolería mucho, tenía que ser rápida antes que terminará el efecto de la anestesia.
Apenas llegó Aoi con los implementos comenzaron a sacar la piel quemada, intentando de perder la menos cantidad posible, sino su brazo quedaría débil para siempre.
Ya había pasado un par de horas cuando acabaron.
–Por fin terminamos –dijo aliviada pasando su brazo por su frente sacando el exceso de sudor.
–¿Su brazo quedará bien? –dijo con preocupación Aoi.
–Sí, mientras logremos evitar que se infecte y siga el tratamiento al pie de la letra le ira bien–concluyo satisfecha.
–Déjalo en observación y ponle analgésicos, para tratar que le duela lo menos posible, avísame cuando despierte, te dejo el resto Aoi-chan.
–Sí, Shinobu-sama.
–Aoi-chan, casi lo olvido, pero te felicito has mejorado mucho tu técnica, pronto ya no necesitará mi ayuda.
–De verdad muchas gracias –dijo haciendo una reverencia.
–Tranquila–dijo riendo–. Ve con el paciente y luego informa a quién lo trajo.
Asintió sonriendo.
Una semana había pasado.
Era lógico para ella que no volvería. Ni siquiera sabía porque seguía pensando en lo mismo, hasta pensó mandarle un mensaje con su cuervo. Pero, desecho la idea de inmediato tenía que respetar su decisión, por lo menos ya no lo lastimaría.
Se dirigió hacer su ronda de la mañana y apenas entró a la habitación Shiba grito.
–¡Si no es mi doctora favorita la gran Shinobu-sama! –dijo el hombre de cabellos rojizo.
–Es bueno ver que te encuentras de buen humor –dijo sonriéndole.– Bueno, vamos a lo importante, del uno al diez cómo está tu rango de dolor.
–Supongo que es un tres.
–Sabes qué sé cuándo mis pacientes me mienten –dijo levantando una ceja.
–No quiero que pienses que soy un debilucho –reconoció avergonzado–. Ya sabes a las mujeres no le gustan los hombres cobardes.
–Shiba-san, no importa lo que yo piense y lo importante que no le duela.
–Lastima me quería ver fuerte –dijo resignado.
–Entonces es un seis ¿verdad?
–Sí, señora.
–En un momento te vendrá a poner analgésicos –le informó –.Por el momento si seguimos sin infección en un par de semanas podrás volver a tu casa y solo deberás venir a curaciones.
–¿Crees que pueda seguir con lo del vidrio? –dijo totalmente serio.
–Hasta el momento te has recuperado muy bien, si seguimos así seguramente podrás volver, pero debes empezar de apoco.
–De verdad te lo agradezco Shinobu-sama, no sé qué harías sino pudiera hacer lo que me gusta.
Shinobu, asintió sonriéndole ese joven le hacía un poco de gracia. Salió de la habitación, para seguir con su ronda.
Dos semanas había pasado.
Se dedicó por completo a poner en orden la finca. Para su agrado cada vez el desempeño de las mariposas era mejor en cualquier momento ya podría encargarse de cosas por su cuenta.
Aunque a veces sentí que las chicas se portaban de manera complaciente y más atenta de lo normal por lo que había pasado con Tamioka. No lograba convencerla de que se encontraba bien.
Todo pasó cuando Kanao le preguntó se le había escrito a Tamioka-san y ella descaradamente le mintió.
–Sí, me dijo que se encuentra muy bien.
–Onee-san, te dijo cuando vuelve.
–No solo dijo que está bien y les manda saludos –dijo sonriendo.
–Te encuentras bien. Es extraño él no es así, Seguramente ya volverá –dijo convencida Kanao.
–Sí, no te preocupes.
Desde eso la miraba con preocupación. No sabía cómo explicarle que él se había ido para siempre, las chicas les tenía más aprecio del que ella pensó, en fin ya buscaría un momento oportuno para contarles la verdad.
Tres semanas.
–Shiba-san, me agrada informarles que ya estás de alta.
–Ya no podré verla a diario–dijo con cierta amargura–, es una lástima, me gusta hablar con mi doctora favorita.
–Basta de broma Shiba-san, recuerda seguir las indicaciones al pie de la letra. No te quiero de vuelta, solo te quiero ver para las curaciones.
–Por lo menos admite que soy tu paciente favorito –bromeó.
–Admitiré que eres el paciente que más hablas –dijo tratando de no reír.
–Ves te agrado, te dio risa, ya me puedo ir feliz.
–No juegues, recuerda que aún te queda tus curaciones –le dijo sonriendo de forma atemorizante.
Le dijo antes de salir de la habitación. La verdad estaba contenta de que hubiera sanado bien y pueda seguir haciendo su trabajo. Era una persona muy amable y trabajadora.
Sábado por la noche.
Se encontraba sola en la finca. Obligó a las chicas a marcharse. No era necesario que se quedarán no habían paciente. Tampoco quería que se quedarán por ella, al final de cuenta debía acostumbrarse.
La verdad que la semana había sido muy agotadora, se daría un baño e iría a dormir.
No le fue difícil conciliar sueño, apenas cerró los ojos se durmió.
Abrió de golpe los ojos, se levantó al sentir ruidos, todavía era de noche, por inercia agarró uno de sus cuchillo y lo escondiendo en su ropa y de forma sigilosa fue hacia lugar de donde provenía el ruido.
Apenas diviso la silueta de una persona se abalanzó sobre ella dispuesta atacar. Cayó ahorcajada encima del intruso agarrándolo de las manos.
–¿Mujer que estás haciendo? –dijo desconcertado Gyu, desde el suelo mirándola a la cara sin entender.
Casi se le cayó la cara de la sorpresa al saber que era el pilar del agua.
–Pensé que era un ladrón –atino a responder aún presa de la impresión, agradecía la falta de luz que no hacía tan notorio su sonrojó.
–Nadie se atrevería a meterse a la casa de un cazador de demonios.
–No lo pensé, solo reaccione, estaba dormida–dijo estupefacta, no le cuadraba nada de lo que estaba pasando–.¿Por qué dejaste que te atacará? podrías a verme esquivado.
–Creme no pensé que venías con la intención de atacarme.
–¿Por qué estás aquí? –soltó finalmente–. No lo entiendo.
–¿De qué hablas vivo aquí?
–Dijiste me voy y desapareciste tres semanas.
–Espera qué... por eso me miras así –dijo alarmado sentándose y arrastrado a Shinobu, que seguía encima.
–Shinobu, te avise el día que me fui –se podía notar la preocupación en su rostro.
–Sí, pero fueron tres semanas. ¿Qué creía que podía pensar?
–¿Y las cartas que te envíe? ¿Por eso no las respondiste?
–No he recibido ninguna carta.
–Seguramente el cuervo las envío a nuestra casa –dijo pensativo–, esta viejo ¿por qué no me escribiste?
–Pensé que te habías decidido –admitió un poco tímida–, no quería molestarte si ya había tomado tu decisión.
–¿De verdad crees que sería capaz de dejarte? –le dijo mirándola a los ojos –Shinobu yo te amo, ¿lo sabes verdad?
–Por qué siempre eres tan directo –dijo avergonzada mirando hacia el lado.
–Por qué de verdad quiero que lo entiendas yo...
–De acuerdo suficiente –le dijo poniendo sus manos sobre sus boca–. Me queda claro, te lo aseguro.
Giyu asintió, satisfecho.
–Entonces... ¿Dónde estuviste todo este tiempo?–Dijo para cambiar el tema.
–Mmm....–murmuró Giyu, se dio cuenta que seguí tapándole la boca y que prácticamente estaba sentado encima de él. Se levantó de un salto.
–Lo siento no me di cuenta –dijo tratando de sonar tranquila.
–Pensé que nunca me soltaría –bromeó–, me alegra saber que me extrañaste.
–Qué gracioso –le dijo con ironía–. No tientes a tu suerte. Como sea ¿a dónde estabas?
–Fui a ver a mi maestro estaba un poco enfermo.
–Me debiste a ver dicho porque te ibas –dijo molesta picándole la cara con el dedo–. Te podría a ver ayudado.
–Solo era un resfrío lo hace un par de veces al año, para que vaya a visitarlo.
–Espera un segundo...–dijo mientras indagaba en sus palabras, acto seguido de picar paso a tirar de su mejilla–. Te fuiste sin decir a donde ibas para evitar que te acompañará.
–No sé de qué hablas –dijo tratando de evitar mirarla a la cara, le tiro más fuerte aún.
–Puedo seguir.
–De acuerdo no te quería llevar... él no sabe que ya no me recuerdas, me puede soltar.
–¿Por qué no le has dicho la verdad? –dijo sin hacerle caso.
– La tú que lo conoce estaría de acuerdo conmigo –Le reprochó–. Si lo supiera estaría ahora mismo aquí, créeme te estoy evitando un momento incómodo.
–No puede ser tan terrible solo es un anciano –le dijo soltando finalmente su mejilla.
–Créeme que lo es– dijo sobándose el área afectada–. Además, tiene una fascinación contigo.
–De acuerdo te creó, pero si vuelve a pasar solo avísame, no quiero pasar por lo mismo de nuevo.
–¿A qué te refieres? –dijo abriendo los ojos mientras sonreía de manera involuntaria
–¡No! –le advirtió antes que digiera algo más. Él solo levanto la manos en señal de rendición. Negó con la cabeza antes de hablar–. Es tarde Tamioka-san, ve a descansar me imagino que estás cansado. Yo iré a dormir, buenas noches.
–Gracias, Shinobu. Buenas noches –dijo haciéndole caso en la advertencia, pero no pudo evitar sonreír.
Lo miro por última vez antes de darle la espalda para irse a su habitación.
–Shinobu, yo te extrañe –le dijo justo antes de que saliera.
Solo hizo como que no lo escucho y siguió caminando, pero no pudo evitar murmurar solo para ella "yo también, idiota".
Continuará...
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Hola hermosas criaturas 💕Ya con éste cap me he puesto al día, le agradezco a todos los que han votado y dejado comentarios.
Los quiero y nos leemos pronto.
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Aquí estoy, Shinobu
FanficNadie esperó que ellos terminará juntos y tuvieran la vida que siempre desearon. Sin embargo, por culpa de un accidente la vida que había logrado hasta ahora se vería amenazada.