El acuerdo

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–Shinobu-sama, tiene visita –dijo a Aoi entrando a su despachó.

Ella levanto su vista para mirar a su protegida le pareció extraño verla nerviosa.

–¿Qué sucede Aoi-chan? –preguntó.

–¡Es su esposo! –respondió alarmada–.Dice que es urgente y que si se niega hablar con él entrará a la fuerza.

La sola mención de la palabra "esposo", hizo que se le apretará el estómago, por los nervios. Sin embargo, sonrió de manera sínica.

–Dile que pase, pero que debe ser breve.

–Ya escuché, puedo pasar de una vez –dijo el hombre de ojo azules, apareciendo detrás de Aoi.

–Veo que Tamioka‐san es impacientes –.Se burló de él- ¡que sorpresa! Saber que no solo tiene cara de amargado.

–No tengo cara de margado.

Lo ignoró olímpicamente concentrando su atención en su protegida.

–Gracias por tu ayuda Aoi‐chan, ya puedes retirarte.

La chica de coletas asintió, saliendo algo cohibido de la habitación.

Lo miró esperando que dijera algo, pero se mantenía callado.

–Disculpé mi atrevimiento –dijo con una notoria molestia-me podría decir a qué se debe su tan urgente visita.

–Te extraño y necesito verte –soltó como si fuera lo más fácil del mundo.

–Eso no es algo urgente y lo sabes –reprochó irritada.

–De verdad no te interesa hablar conmigo– le cuestionó con notoria preocupación–al fin y al cabo, soy tu esposo –concluyó.

Dio una gran exhalada de aire antes de hablar.

–Se que no me he comportado de una forma muy madura y debes sentirte lastimado –admitió la mariposa–.Pero no te voy a mentir sigo sin recordarte y te mentiría si te dijera que tengo sentimientos por ti–dijo totalmente sería–.Creo que lo mejor es que lleguemos a un acuerdo.

–¿Un acuerdo? –miró desconcertado a la mujer de ojos violetas.

–Sí ya sabe un acuerdo de divorcio, es lo mejor...

La interrumpió antes de que pudiera terminar.

–Valoro qué seas  honesta –reconoció– .Pero, por mi parte me niego, ¡creo que es una pésima idea! –aclaró después de unos segundos.

–¿Disculpa? –dijo sorprendida por que le llevará la contraria. No pensó que estuviera muy interesado en ella. Ya había pasado un mes desde que despertó. Hasta llegó a pensar que le hacia un favor. Y la verdad no sabía que responder a la última pregunta, porque no le daría el gusto de aceptar que le daba curiosidad saber cómo terminó envuelta con un compañero cazador.

Él se la quedó mirando con los brazos cruzados al parecer no era una persona de muchas palabras. Estaba a punto de decirle que se fuera, pero se le adelantó.

Aquí estoy, Shinobu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora