Tomó mi cintura y pegó mi trasero a su erección. Un gemido suave escapó de mis labios mientras movía mis glúteos de lado a lado, disfrutando del contacto. Entonces, me dio vuelta, quedando cara a cara. Con una inhalada profunda de su cigarro, soltó el humo justo a unos centímetros de mi boca, haciéndome absorberlo involuntariamente.
Ambos estábamos muy agitados, el deseo palpando el aire entre nosotros. Nos acercamos más, hasta que nuestros labios casi se rozaban, pero ninguno quería dar el primer paso. La incertidumbre y la excitación se entrelazaban, y sabía que una vez que lo hiciera, no habría marcha atrás. Pero, a pesar del orgullo que tenía en juego, decidí arriesgarme. Con una decisión impulsiva, tomé su cara y lo besé desesperadamente. Él correspondió, sus manos aferrándose a mis glúteos con fuerza.
No había vuelta atrás. Con un movimiento brusco, me empujó de nuevo contra la pared, pero esta vez, tomó mi cuello con una mano, su mirada ardía de intensidad.
—Me encantas tanto, Zappia —murmuró, y con esas palabras, me volvió a besar, llenando el aire de tensión.
Comenzó a rasgar mi blusa blanca de tirantes, dejándome solo con el sujetador. Sus manos encontraron uno de mis pechos, apretándolo con fuerza. Un gemido involuntario escapó de mis labios.
—Zappia, no tienes ni idea del enojo que tengo contigo. Pídeme que pare, de lo contrario, te dejaré sin caminar por un año entero.
—Haz conmigo lo que te plazca —respondí, desafiando sus palabras.
Sin pensarlo dos veces, quitó mi chándal de la parte de abajo, dejándome solo con una pequeña tanga rosa pastel. Su mano estalló en uno de mis glúteos, un golpe que me hizo chillar y gemir al mismo tiempo.
—Me vas a rogar que pare —dijo, su voz llena de autoridad y deseo.
Se quitó la camisa de tirantes, dejando al descubierto su perfecto abdomen. Mis dedos recorrieron su piel, desde su pecho hasta su entrepierna, donde apreté con fuerza, provocando que jadease. Su mirada se intensificó, y yo experimenté un miedo desconocido después de mucho tiempo.
Terminó su cigarro y lo arrojó lejos de nosotros, mientras yo caía sobre la cama, desabrochándome el sujetador. Él se lanzó sobre mí, lamiendo mis pechos con una desesperación palpable, sus mordiscos en mis pezones eran intensos, haciéndome retorcer de dolor y excitación.
Ambos estábamos atrapados en un torbellino de deseo y frustración, cada uno luchando con sus propios demonios, pero también dispuestos a perderse el uno en el otro.
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vis a vis; max valenzuela
Fanfiction━━ 𝐕𝐈𝐒 𝐀 𝐕𝐈𝐒 ✿ ____ Zappia, 19 años, estadounidense: Condenada a cadena perpetua por delitos graves que incluyen terrorismo, asesinato, robo, secuestro, tráfico de drogas y armas, extorsión y fraude. Sin posibilidad de libertad condicional, p...