Eran casi las dos y media de la noche cuando un peso extra a los pies de su cama lo hizo incorporarse tan rápido que se mareó. Obito, que estaba despierto cuando ocurrió, se encontró con Katsu. La lechuza blanca de Deidara se acicaló un poco las plumas antes de ir hacia él dando saltitos, con una nota en su pico.
—Katsu... ¿Cómo has entrado?
Por las ventanas sumergidas bajo la superficie del lago era obvio que no. Pero esa era la menor de sus inquietudes cuando había estado esperando todo el día por esa nota. Obito se la arrebató a la lechuza tan rápido que Katsu revoloteó hacia atrás, gorjeando en protesta.
—Hey, lo siento.
Con manos temblorosas, desdobló el papel.
"YA VA A NACER. LAVABO DE CHICAS EMBRUJADO DEL SEGUNDO PISO. YA."
Entendía por qué Deidara había escogido ese lugar. Si iban a romper el toque de queda, nadie los buscaría ahí.
—Pero ahí está Kaguya... —comenzó a quejarse, se detuvo cuando sintió que Katsu le picoteaba la mano—. Lo siento, no tengo nada para darte aquí.
El ave gorjeó otra vez, agitando sus alas con violencia. Alguien gruñó tras las cortinas de alguna litera.
—¿Qué es eso? —dijo la voz.
—Shhhh —Obito se llevó el índice a los labios pero Katsu volvió a protestar—. ¡No hagas escándalo! Voy a ver si puedo conseguir algo.
Con un pesado suspiro tomó su varita y corrió la cortina. Por suerte, el dormitorio de Slytherin tenía provisiones constantes de té y lagartijas de jengibre para acompañar.
—Accio lagartijas de jengibre.
Ya que estaban todos durmiendo, no tuvo que pelear con ellos para que no se escapasen del tarro. Símplemente tomó uno y se lo pasó a Katsu, que se tranquilzó mientras lo engullía. Obito pudo por fin saltar de la cama, ponerse la túnica por encima del pijama, las pantuflas para no hacer ruido al caminar y colarse fuera del dormitorio.
Subió las escaleras y se aseguró que el conserje Ibiki no estaba ahí antes de correr hacia el pasadizo secreto que llevaba al segundo piso.
Respiró hondo varias veces al llegar a la puerta de los baños de chicas. Estaba ansioso por ver a Suzaku, pero no quería verse las caras con Kaguya, la presencia que lo embrujaba.
—Allá vamos —murmuró. Y abrió la puerta—. ¡Dei! ¿¡Está bien el bebé!? ¿Qué hace Tobi aquí? —miró a todos lados, buscando al fantasma—. ¿Dónde está Kaguya?
—Mandé a Katsu a avisar a Tobi también. Le dije a Kaguya que todos los prefectos de la escuela estaban planeando un baño de espuma grupal en el baño de prefectos y se fue. Suzaku-chan ya consiguió hacer un agujero.
Con una amplia sonrisa, Deidara le mostró a Obito como un pequeño pico amarillo que asomaba de una grieta del huevo.
—¡Suzaku-chan! —exclamó Obito. Corrió a arrodillarse junto a Deidara, que le ofrecía el huevo. El pollito estaba piando—. ¡No puedo creerlo! ¡No puedo creer que esté pasando! ¡Lo puedo escuchar! ¡Lo puedo escuchar por fin!
Obito luchaba por contener las lágrimas, pero le resultaba difícil con el nudo que sentía en la garganta.
—Lleva así un buen rato. Le he estado dando ánimos, hm —dijo Deidara.
—La profesora Shizune dijo que hay que ayudarles lo menos posible, pero que los padres aplastan un poco el huevo con el cuerpo para que sea más flexible —sorbió por la nariz y se limpió los ojos con la manga—. No creo que pase nada si lo ayudamos un poquito. ¿No crees?
—No. Puede hacerlo sin ayuda —contestó Deidara.
—¡Pero una pequeña nada más! ¡Por favor! —suplicó él.
—Está bien, una pequeña.
Un fragmento de cáscara se partió con un pequeño crujido cuando Deidara introdujo en el hueco la punta de su uña y tiró. Obito rezó porque todo fuera bien, sentía como si el corazón se le fuera a salir del pecho.
—No hay sangre. Eso significa que está listo.
—¡Vamos, Suzaku-chan!
Aún no distinguían demasiado. El pico tenía un poco más de espacio para moverse pero más allá todo era plumón mojado y rojizo. Unos diez minutos después, él había conseguido agrandar un poco más el hueco por sí solo.
—¡Mira Dei, veo una patita!
La diminuta garra azulada asomaba por entre la cáscara. Obito la rozó con el dedo, asombrado por la diferencia de tamaño. Tobi se acercó a mirar y Deidara se apartó un poco para dejarle paso.
—Ahora deberás ser un buen hermano mayor, hm. ¿Qué te parece? —dijo acariciando su plumaje—. ¿Y dónde está Katsu?
—Es cierto —Obito examinó la habitación en su busca—. Se ha debido ir por la rejilla.
—Le habrán dado celos, al principio le pasaba con Tobi.
Sin que ninguno de ellos lo esperase, Suzaku empujó el cascarón con la pata y partió el cascarón en dos. Obito chilló, Deidara también y el pollito pataleó, intentando liberarse del todo.
—¡Suzaku-chan!
Obito sentía cómo se movía en su mano, su tacto cálido y húmedo mientras rodaba sobre sí mismo para ponerse en pie. De nuevo su vista se emborronó por las lágrimas. Un pollito había nacido en sus manos y había sido la cosa más hermosa del mundo. Era rojo anaranjado, con el vientre blanco y grandes ojos ámbar delineados de marrón oscuro.
—¡Lo hiciste! —Deidara acarició con un dedo el nacimiento de la cresta—. Bien hecho, Suzaku-chan. Eres un campeón, algo tendrías que sacar de mí.
Suzaku los miró por turnos, mientras daba unos torpes primeros pasos por las manos de Obito. Sonriendo, Deidara se colocó a su altura y silbó. El pollito respondió piando. Luego silbó dos veces y de nuevo pió otras dos.
Al hacer contacto visual con Deidara, notó que también tenía los ojos brillantes.
—¡No te pongas a llorar tú también! —el llanto de Obito se intensificó.
—¡Es tu culpa, bobo! ¡Me lo estás pegando!
—No tiene nada de malo —dijo con voz nasal, aún hipando.
Entonces descubrieron a donde había ido Katsu. Cuando lo vieron aterrizar frente a Suzaku con el pico cargado de insectos.
1008 Palabras.
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Una Aventura Por Hogwarts. Obi/dei (TERMINADA)
FanfictionUna colección de drabbles sobre dos chicos, sus pájaros, su amistad y su amor por el Quidditch. . . . . . . . . . . Es un AU de Hogwarts. Pensé que Deidara sería un gran jugador de Quidditch ya que siempre está volando sobre sus creaciones en el man...