Capitulo 11.

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—¿Onde 'ta el pollito? —Obito se cubrió los ojos con las manos delante del huevo. Deidara sacudió la cabeza, sonriendo—. ¡Aquí 'ta! —agregó, descubriendo su cara otra vez.

La profesora Shizune les había dicho que el polluelo podría oír lo que le dijeran e incluso reconocer voces cuando quedaba un mes para eclosionar.

Desde entonces, él y Obito lo llevaban a todos lados.

El experimento supuestamente tenía que ver con comprobar cuantas palabras humanas podían entender en las primeras semanas de vida.

—Dentro de una semana, papá Dei se enfrentará a Ravenclaw y les enseñará como se juega al Quidditch.

Deidara ya ni se molestaba en recordarle que en realidad no eran los padres del huevo, a Obito parecía hacerle ilusión.

Además, desde la primera vez que lo vieron rodar solo aquella vez que lo dejaron sobre la mesa y en un descuido casi se cae al suelo, él también estaba impaciente por el nacimiento. Que casi se accidentara le hizo darse cuenta de lo mucho que se había encariñado él también.

—Ravenclaw perdió contra Hufflepuff. Si pierden contra nosotros también estarán prácticamente fuera. Van a esforzarse el doble.

—¡Y ustedes deberán hacerlo el triple entonces! ¡O el cuadruple!

Como ya sabía de qué iba todo, Deidara no hizo preguntas. Tampoco se lo reprochó, a él también le costaba olvidar las cosas.

El primo de Obito, Itachi, estaba en el equipo y aún no le perdonaba que no le dejase sostener el huevo de cuervo que le habían dado para cuidado de criaturas mágicas.

Ojalá pudiera robárselo, nunca antes había tenido un cuervo. En su lugar pondría todo su empeño en derrotar a Ravenclaw. Por él y por Obito.

—No te preocupes, ese niño sabelotodo amigo tuyo no va a acercarse a menos de cinco metros de la quaffle, hm.

—Confiamos en ti, Dei.



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Cuando Deidara se recostó en la hierba junto a él, Obito sintió algo cálido en su pecho. Ignoró la sensación, mientras lo veía acariciar la superficie del huevo, que había quedado entre ellos, con su índice.

—Quiero que esté orgulloso de mí. Le dedicaré mi primer gol —dijo Deidara.

—¿Y a mí me dedicarás alguno? -preguntó Obito.

—Siempre te los dedico a ti. Incluso los que te metí en el partido con Slytherin, hm.

—¡Hey! —protestó Obito, frunciendo el ceño.

Deidara le sacó la lengua y hubo otro silencio. Obito se preguntó si no se vería raro que se pusiera a acariciarle el pelo. Quería hacerlo, olía a champú de menta y seguro estaba suave. Para olvidarse del capricho, rompió el silencio.

—Necesitamos un nombre —dijo.

—Aún podemos pensarlo un poco más. Y Kurotsuchi me escribió en un papel varios nombres.

—¿Ella y Anko ya le han puesto nombre a su pollito?

—Depredador, aparentemente.

—Imagina que les sale tranquilo.

Deidara ahogó una carcajada. Obito no se perdía detalle de su expresión. Últimamente le pasaba mucho.

—Me gustaría ver eso —y otro pensamiento más triste se le vino a la cabeza recordando las explicaciones de la profesora Shizune—. Es triste tener que sobrevivir por tu cuenta.

—Bueno, ellos ya no van a hacerlo.

—Lo sé, pero imagina todos esos huevos abandonados... No es justo. Ya sé que eso debe ser lo que mejor les funciona y todo eso pero...

De niño odiaba que los padres de todos sus compañeros de clase fuesen a por ellos al salir, mientras a él lo esperaban Zetsu o Guruguru. Por supuesto era mejor que estar solo, pero el deseo de ver a aquella mujer y aquel hombre que sólo conoció en fotos esperándolo después de las clases nunca se fue del todo.

—Basta, Obito —Deidara no entendía como se podía preocupar por cosas que nunca iban a pasar—. No va a estar solo.

Obito tomó el huevo. Sintió lo que había dentro moverse un poquito.

—¿Oíste eso? No vas a estar solo —dijo sonriendo.







645 Palabras.

Una Aventura Por Hogwarts. Obi/dei (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora