Capitulo 4.

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Deidara dejó el baúl vibrante en el suelo, tomó su Estrella Fugaz 7 y atrapó el palo entre sus piernas mientras se amarraba el cabello con un elástico, como siempre hacía en días ventosos.

Metió la quaffle en el cañón de entrenamiento y se preparó para comenzar. Sacó su varita de la túnica y apuntó a la cerradura del baúl.

Sólo tendría un par de segundos para poner distancia de por medio entre él y esas bludgers y no iba a dejar que lo pillasen si quería impresionar al capitán del equipo de quidditch de Gryffindor en las pruebas de acceso del año siguiente.

Por desgracia ese año no había vacantes, pero el año siguiente habría dos y una iba a ser suya.

—¡Alohomora! —exclamó.

Acto seguido dio una patada en el suelo y se alejó volando. Si todo iba bien, en un año estaría entrenando con el equipo ahí en ese mismo lugar.

Dejó las gradas abajo, hasta quedar a la altura de los aros. Vio dos bludgers escarlata yendo a por él. Se quitó del camino haciendo girar el palo de su escoba, una de ellas pasó silbando junto a su oído.

Comenzó a pensar que dos iban a ser demasiado para él, pero una no era lo suficientemente espectacular como para destacar entre los candidatos al mismo puesto que él.

Deidara dejó de ascender para volar paralelo al suelo. Oyó el disparo del cañón de entrenamiento y vio la quaffle salir disparada en el aire. Giró la escoba para ir a atraparla y cayó unos metros para dejar pasar las bludgers por encima de su cabeza. Buena captura. Sería mejor si tuviera alguien con quien practicar, puede que tratase de convencer a Kurotsuchi otro día. Al verlo a él entrenar ella también se lo estaba pensando.

Una figura en movimiento lo distrajo y al girar la cabeza vio a Tobi volando hacia él.

—¡Hey! —Deidara sonrió—. No sé qué haces aquí, pero me alegro de verte. Ten cuidado.

Ambos volaron por un rato el uno junto al otro. Deidara dejó la vigilancia de las bludgers a un lado para verlo planear. A veces se apartaba de su trayectoria para esquivar una bola pero después volvía a su lado.

—Estás loco... Pero me gusta eso, hm.

¿Y dónde estaba Obito? Un rápido vistazo al suelo le bastó para ver que no estaba ahí.

—Tobi, ven aquí —el ave le obedeció posándose en el palo de su escoba, debía recordar darle un premio más tarde—. ¿Has venido a verme tú solo?

Como era de esperar, no le contestó.

—Bueno, podemos entrenar juntos. Así me haces compañía —giró bruscamente para apartarse de la bola—. No tengo nada para darte pero luego te guardaré algo de carne.

Un estudiante de Slytherin cruzaba el campo corriendo en ese instante. Tras colocar una mano sobre sus ojos para apartar el sol, vio que era Obito. Deidara fue descendiendo, le vendría bien alguien más para entrenar. Alguien con quien practicar pases. Sus pies tocaron de nuevo el suelo y Obito se detuvo frente a él, jadeando, doblado hacia adelante con las manos en las rodillas.

—Uff... Ahí... Estabas... ¡No vuelvas a irte por ahí así!

—Tobi vino a verme entrenar. Para algo somos amigos, hm.

—¡Pero necesitaba que enviase una carta!

Deidara sacudió la cabeza.

—Vamos, déjalo que se divierta un poco. Seguro no es tan urgente.

—¡Ese no es el...! ¡Cuidado!

Obito fijó la vista en un punto sobre su cabeza. Al voltearse, Deidara vio una de las bludgers ir directo hacia ellos. Se agachó con rapidez en el último segundo.

—¡De bludger a almohada! —gritó con unos apresurados movimientos de varita.

Y un blanco y redondeado cojín se estrelló contra la cara de Obito. Deidara comenzó a reír entre divertido e impresionado. Tomó el cojín y lo echó al baúl.

—¡Hey! Ese fue un buen hechizo, hm. Yo a penas conseguí transformar un conejo en un zapato ayer. Pensé que se te daría peor.

—Bueno... Nadie espera mucho de mí. Tampoco yo. Pero al menos pasarme todo el verano dando clases particulares de refuerzo se ha notado.

—Qué aburrido —se quejó.

Deidara se había pasado el verano sin hacer nada excepto pasar el día con Kurotsuchi y Akatsuchi, hacer carreras de vuelo, practicar con arcilla y comer helados. No volvía a su casa nada más que para dormir y comer. Sintió lástima por él al imaginarlo esclavizado por un profesor particular.

—Quiero pensar que mereció la pena.

—Oye, ¿y cómo fue que repetiste curso? —Preguntó Deidara mientras se ocupaba de regresar la otra bludger de nuevo a su caja.

—Bueno —ahora el chico se veía mucho más triste—... Admito que no me tomé las cosas muy en serio. Quería entrar en el equipo de quidditch de Slytherin el año pasado y no lo logré. Me pasé el año practicando, mi amiga dejó de ayudarme con los deberes cuando vio que no me lo tomaba en serio así que me di por vencido...

—¡Eso es bueno! Eso significa que este año has practicado tanto que te elegirán, hm.

Ambos se sentaron sobre el baúl de las bludgers que daba de vez en cuando pequeños espasmos.

—En realidad se me da fatal. He mejorado pero... No para estar en el equipo. Pensé que entrenando me haría bueno pero ya está visto que no es lo mío, debería dejarlo —dijo Obito.

Deidara se indignó. ¿Era bobo o algo? Frunciendo el ceño, lo tomó de los hombros y lo hizo girarse hacia él. Obito se echó un poco hacia atrás, pero no con la suficiente fuerza como para soltarse.

—¡Si lo dejas ahora repetir curso no te habrá servido de nada!

—¿Para qué perder más tiempo?

—¿¡Eres un Slytherin o no!?

—Sí lo soy pero...

—¡Vas a presentarte a la prueba de admisión y vas humillar tanto a los otros que se irán llorando a sus dormitorios!

—¿L-lo voy a hacer? —preguntó Obito, alzando las cejas.

—¡Sí, hm!

Algo pareció cambiar en su mirada, ahora menos insegura y más determinada.

—¡Eso es! —exclamó al fin.

—Y no sólo vas a entrar, vas a ser el capitán del equipo algún día también.

—¡Lo seré! —Obito lo agarró de los hombros también—. ¡Tienes toda la razón! ¡Seré el capitán!

—Bien —Deidara asintió satisfecho-. Ahora vamos a entrenar.

—Pero tengo que escribir cuarenta centímetros de pergamino sobre el legado mágico del pueblo picto para mañana.

—Mierda yo también —Deidara lo había olvidado por completo, ahora veía las consecuencias de tomarse el quidditch en serio. Se puso en pie, dispuesto a que nada lo detuviera, ni siquiera el pueblo picto—. Ve a buscar tu escoba, entrenamos y después vamos a la biblioteca y hacemos el trabajo. Primero lo importante.

—Y puedo meter la cena a escondidas, así tendremos más tiempo.

—Me caes bien, hm —dijo Deidara.

Obito empezó a correr hacia el castillo, pero tras unos metros se volteó de nuevo hacia Deidara.

—Por cierto... ¿Sigue tu amiga enfadada contigo por mí? —preguntó hombros encogidos por la culpa.

—Nah. Ya se le pasó.

Lo que no le dijo, era que luego tendría que prestarle el pergamino para que se lo copiara también. Slytherins.








1195 palabras.

Una Aventura Por Hogwarts. Obi/dei (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora