Capítulo 3: Boca del lobo.

994 103 90
                                    

🔞: Este capítulo contiene escenas subidas de tono, si no te gusta este tipo de contenido, por favor, simplemente no lo leas.

Semanas antes...

Sevika.

Era la tercera vez en la semana que visitaba a Ónyx, como se hacía llamar dentro del burdel. Yo no sabía su nombre real, pero sabía que no era ese.

Me dediqué a admirarla mientras pasaba entre la gente, hasta llegar a mi reservado.

Había estado observándola, ella funcionaba de una manera peculiar: se acercaba a alguien, transmitía esa confianza que te invita a hablar y a hacer lo que ella quiere, y te manejaba a su antojo. No sé qué tiene, pero convence a cualquiera —Y me incluyo, personalmente.— de cualquier cosa.

Aunque le había cogido cariño, la verdadera razón por la que me había pegado tanto a ella era porque Silco estaba buscando a alguien similar, y creo que ella es la persona que está buscando.

Solo espero que no le pase nada o no podría perdonarme haber traicionado su confianza. Habíamos entablado una amistad sincera, fuera del motivo de Silco.

Sonreí al verle hablando con un hombre algo mayor, y simplemente observé la magia: Ella hizo ese gesto, ese gesto que volvía loco a cualquiera. Simplemente inclinaba un poco su cabeza hacia un lado, sonreía, su pelo se deslizaba sobre sus clavículas y sus hombros, que estaban a la vista por su top de cuello alto. Después, vi como susurraba unas palabras en su oído y al hombre casi se le caía la baba. Me entró curiosidad, ¿Qué le habría dicho?

Dios, ella era preciosa. Mucho más de lo que podía llegar a ser Nina. Aunque ella pensara que era un bicho raro y no se considerase suficiente, para mí, lo era. Joder, sí lo era. Hablaba como un angelito recién caído del cielo y bailaba como un demonio hambriento de lujuria.

—Oh, va a hacer que me sonroje si sigue mirándome de esa forma, señorita. Me está comiendo con la mirada.— Dijo en cuanto llegó a mi mesa, sacándome de mi trance. Realmente admiraba a esta chica.

—Tal vez lo esté haciendo.— comenté divertida.

—Sevika, tengo que pedirte un favor.

[•••]

La noche anterior a mi actuación, es decir, justo el día de antes de ir a ver a Singed, la pasé con Viktor. Realmente tenía un mal presentimiento con él, así que le conté un poco por encima mis planes y, la verdad, no le gustaron demasiado. Llevábamos un par de horas tumbados en la cama, mientras el daba caricias por todo mi cuerpo, haciendo que casi me quedase dormida. Por si no se había notado, amaba el contacto físico, pero solo de Viktor y Jinx, con los demás era fría y distante en cuanto al afecto se refiere. Llevábamos rato hablando tranquilos... Pero entonces le conté todo, y paró, se levantó y todo.

—No deberías involucrarte con esa gente, bastante tienes con Jinx.— Abrí la boca ofendida mientras me levantaba de la cama también.

—No te atrevas a nombrar a Jinx, sabes que ella no ha hecho nada malo.— La defendí. Viktor se giró, alzando una ceja.

—¿Y cuando explotó tu habitación?— Suspiré hastiada.

—Eso fue hace tiempo y además fue culpa mía... Dios, cállate Viktor, no quiero discutir y menos ahora.—

En este punto Viktor podía hacer dos cosas: apoyarme o seguir insistiendo en que no hiciera nada, tal vez el tenía razón y meterme con Silco era lo peor que podía hacer. Pero, por el amor de Dios, hasta Jinx me apoyaba.

My Enemy (Silco X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora