Capítulo 1: Luchar por Zaun.

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A los 17 años recién cumplidos conocí a Jinx, una chica de pelo azul, que se convirtió en una de las pocas razones que tenía para vivir. Ella era todo lo que podría llamar una amiga de verdad, no, ella era más que una amiga para mí. Nuestra relación era tan cercana que parecíamos hermanas.

Obviamente ella, al tiempo de conocernos, me contó sobre su pasado, su hermana Violet, el abandono que sufrió... Los muertos que le atormentaban, todo, al igual que yo le conté a ella todos mis secretos. Jinx era en la única persona que podría confiar plenamente sin miedo a ser juzgada. Desde ese momento fuimos inseparables, salíamos, nos juntábamos, hacíamos muchísimas cosas juntas.

Viktor se fue de casa de Singed al cumplir los 19 años, es decir, el mismo año que yo cumplí los 17. Hasta donde yo sé, fue por una pelea bastante gorda, tenían grandes diferencias en sus formas de pensar así que se instaló conmigo en la fábrica unos cuantos meses hasta que se mudó a Piltover, con el propósito de estudiar en la academia, y así, acabó siendo el asistente del mismísimo Consejero Heimerdinger, sin duda el chico me llenaba de orgullo.

Volvamos a Jinx: Ella no era muy normal... Nada que ver con todas las personas a las que yo había visto.
Yo era su cable a tierra cuando le daban las crisis, era a quien visitaba cuando no podía dormir; Muchas veces había despertado en la fábrica con ella en mi cama, llorando, abrazándome y pidiéndome que no la abandonara. Siempre estuvo a mi lado, incluso en la ocasión en la que me dio un ataque de pánico tan grande que pensé que iba a morir, en otra ocasión en la que casi me pillan los vigilantes de Piltover, en todas ella estuvo conmigo. Y este momento no no era una excepción.

—¿En qué piensas tanto, Nyxie?— Preguntó interesada mientras se pintaba las uñas de los pies, sacando la lengua con cara de concentración.

Rodé los ojos por el apodo, nunca me había gustado que variasen mi apellido, pero a ella podía permitirselo.

Ella estaba sentada a los pies de mi cama, en cambio, yo, estaba sentada en el gran sofá de cuero que había colocado en frente. Mi habitación en la gran fábrica había sido reformada hace poco, por mi obviamente, y aunque podría haberme quedado con Singed, prefería vivir sola y no molestarle, él tenía mucho trabajo y yo no era más que una boca que alimentar.

—Tengo que visitar a Nina antes de ir contigo a Piltover...— Jinx me miró, hastiada, mientras dejaba su tarea a un lado. Soltó un suspiro molesto.

—Oh, venga ya, ¿a ella? Tenemos cosas que hacer, llevamos planeándolo una semana.— Se cruzó de brazos. Yo descrucé mis piernas para inclinarme sobre el sofá, acabando de pintar las uñas de mis manos de negro, y le di una sonrisa mirándola. Nina nunca le gustó a Jinx, aunque siempre supuse que era por los celos que solía tener a mis amistades.

—Iré contigo, tranquila, no te voy a dejar tirada. Quedamos en el puente del Sumidero a las 3 y vamos. — Mi amiga bufó como respuesta. Vi como se ponía los calcetines para luego calzarse las botas, y estirarse levantándose de mi cama.

—Me encantaría quedarme aquí contigo, durmiendo en tu cómoda cama y...— Solté una risa.

—Podemos hacer eso si quieres, no me molestaría.— Bromeé. Jinx negó y después de besar mi mejilla salió por la ventana que daba al tejado del edificio adosado a la fábrica.

Al principio, cuando empecé a formar mi humilde hogar aquí, Jinx no quería venir, no hasta que empezó a parecer un sitio más... Mío, de lo que era antes.
Jinx me contó que ella estuvo cuando sucedió el incidente en la fábrica, que ella había matado sin querer a sus amigos en el lugar. Nunca la culpé ni juzgué, ella era una niña después de todo. Jinx nunca fue mala persona, solo fue una buena persona a la que le pasaron cosas malas.

My Enemy (Silco X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora