Capítulo 9: Persuasión, Jefe.

811 95 41
                                    

Cuando se lo conté a Nina, estuvo feliz de que todo hubiera salido bien.

-O sea que ahora estás protegida por el Señor del Crimen, qué sorpresa.

Chasqueé la lengua.

-Me protejo sola, ya lo sabes. Solo somos socios.

-Llegareis más lejos que eso, créeme. O tal vez deberías presentamelo.- Me guiñó un ojo, sus palabras me hicieron sentir algo extraño en el estómago. -Deberías hacer negocios con él en la cama, bebé, eso sí que es llevarlo a tu terreno.

Rodé los ojos.

-No me hace falta, Nina. Le he convencido.-Ella abrió los ojos con sorpresa. -Con palabras.- añadí.

-Oh, dios mío, que virgen eres.

-Si tu supieras...- Susurré, pensando en Viktor poniéndome encima de él, con sus largos dedos apretando mis caderas.

-Espera, ¿qué?- Miré hacia el suelo, maldiciendo mi lengua suelta.

-Me... Besé con Viktor.

-Joder, ya era hora. Los dos queréis follar desde que tenías 15 años.

-¿Qué? ¡No! Yo no-

-Dios, y esas noches que dormiais juntos diciéndole que creías en él, que le querías mucho, todo ese rollo... ¿No te das cuenta de toda la tensión sexual que ha habido a lo largo de los años entre vosotros?- Me sonrojé hasta las orejas.

-No lo había pensado así... Da igual, no podemos... No, no está bien. Es como si me liase con... Mi hermano. ¿Qué pensaría Singed?- tiré de mi pelo, estresada.

-Cariño, que esté mal es lo que le da más diversión. Ya lo entenderás.- Me guiñó un ojo.

[•••]

Después de ir a ver a Nina me encaminé a ver a Singed y charlé un rato con él en su laboratorio. Me regañó un poco por no ir a verle en tanto tiempo, pero al final simplemente me dio un abrazo y me dejó irme. No le conté mucho sobre lo que había estado haciendo, ya sabía lo del orfanato y bueno, ahora, sabe que tengo negocios con Silco.

Me encontraba caminando por Zaun, pasando por puestos de comida y tiendas con artefactos geniales -e ilegales-. Pensaba dejar que cayera más la noche, para ir a ver de nuevo a Silco, aunque solo habían pasado un par de días. Quería ver cuál era su siguiente paso, pero no le dejaría hacer lo que quería, iba a sacarle de su zona de confort. Pasé por mi casa para cambiarme y elegí un vestido ajustado que me llegaba arriba de los muslos esta vez, pensaba... Dar una vuelta.

[•••]

-O me dejas pasar o te rompo la nariz.- Sonreí inocentemente, mientras le hablaba al guardaespaldas de la puerta principal. Me salté toda la cola y mucha gente me reclamó por ello, lo único que hice fue sacarle el dedo de en medio y esperar pelea, pero nadie se acercó.

-Lo siento, princesa, no admitimos extraños.

-Ja...-Empecé a reír y él me siguió, riendo también, nervioso. -Me estás enfadando.

-Uhh, qué miedo.- Uno de los matones de Silco pasó a mi lado, sacando la lengua asquerosamente, paseándose a mi lado. Él tenía el pelo rubio y los dientes extremadamente amarillos, y el otro que iba con él iba rapado y tenía vendas en sus antebrazos.

-¿Y qué vas a hacer, gatita?- Habló el rapado. Pasó sus dedos índice y corazón por mi hombro como si estuvieran caminando. Me dio asco.

"Esto me pasa por intentar ser legal" Puse los ojos en blanco. Le agarré la muñeca con fuerza y puse su brazo detrás de su espalda, presionando con fuerza hacia arriba. Estaba a punto de partirle el brazo mientras él gritaba y yo sonreía mirando hacia el otro.

My Enemy (Silco X OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora