My Enemy (Silco X OC)

Capítulo 21: Enemigos.

Jinx.

Si bien habían pasado tan solo unas horas desde que Nyxie se fue —supe que al Hogar de la Esperanza, ya que me lo dijo para no preocuparme—, había dejado un ambiente de preocupación extrema entre toda la gente que trabajaba para Silco, incluyéndome a mi y a Silco.

Estaba escuchando desde las vigas en su oficina su conversación con Sevika, mirando fijamente al techo.

—Estoy preocupada, sé que le ha afectado la muerte de esa mujer. Y también, hay que preocuparnos por el responsable del asesinato.— Habló Sevika, fumando con un rostro preocupado. No podía verlo, pero lo sabía porque conocía ese estrés en su voz.

Silco se mantenía en silencio, tal vez pensando.

—¿Alguna idea de quién ha podido ser?— Su tono era desinteresado, pero era a quien más le importaba en la sala.

Después de todo, si algo pasaba en Zaun, él era quien se enteraba primero.

Y tal vez le daba miedo perder parte del poder que había conseguido con tanto esfuerzo —y técnicas de manipulación y dinero, todo sea dicho—.

—Lo cierto es que hay una banda que ha estado merodeando nuestros cargamentos de Shimmer a Piltover... Se hacen llamar los Firelighters.— Declaró la morena.

Tragué saliva.

Esa banda era liderada por Ekko. Aún no sabía mucho, pero sabía que esa gente quería joder a Silco y sus negocios, y por eso Ekko no me hablaba mucho de su banda... porque no quería peleas entre nosotros. Un día le saqué el tema, y me enseñó el lugar donde vivían, un enorme y precioso árbol lleno de vida en una recóndita parte de Zaun.

Recuerdo ese día porque me enamoré de él.

—¿Firelighters?— Preguntó el mayor, con tono escéptico y una expresión desinteresada marcada en el rostro.

Quise intervenir.

Yo no era tonta, y además, Nyxie me había hecho reflexionar sobre las actividades delictivas de mi padre adoptivo en numerosas ocasiones. Sabía que había muchas cosas que él hacía mal, queriendo proteger Zaun, aunque de malas maneras. Y dejando aparte que todo había mejorado gracias a los tratos y pautas de mi mejor amiga que había pactado con Silco para dirigir la Ciudad Subterránea, sabía que los Firelighters tenían unas intenciones nobles.

Las mismas que Vicky: Ayudar a la gente de Zaun, y darles una buena vida.

Apreté mi mandíbula y tragué saliva, queriendo sacar la cara por Ekko, y decidí intervenir.

—Son inofensivos.—

Sevika ni siquiera se sorprendió, pero un silencio invadió la sala.

—Manda a alguien a interrogar a uno de ellos.— Dictó Silco.

—¡No!— Solté en un hilo de voz, suplicante, y salté al escritorio con un ruido sordo. —Yo iré, conozco a alguien.

Los dos me miraban incrédulos por mi actitud maníaca, pero sacudí la camisa de Silco en busca de una respuesta.

—¿Que tú qué? Joder, ¿Ni siquiera ibas a decírnoslo?— Sevika sonaba desquiciada a mis espaldas, pero noté un deje de diversión en el semblante del hombre frente a mí.