2. La chica del auto rojo

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Capitulo 2

¿Que le pasa a esta chica?

Es lo que pienso mientras discutimos, sonará vanidoso y creído, pero mi cara es muy conocida en esta ciudad, así que me resulta extraño que está chica no sepa quién soy yo, y me esté hablando de esta manera tan irrespetuosa.

—Además ¿Por que te detienes aquí? ¿O es talvez una táctica de seducción realmente mala que estás empleando?— Me pregunta con un toque de burla en su voz.

—¿Seducción? ¿Acaso me veo como alguien que necesite seducir a una chica que abandona a un pobre cachorro?— Doy una risa de vanidad —¿Acaso no sabes quién soy yo?— No me gusta sonar tan soberbio, pero no tendré compasión con ella.

Ella entrecierra los ojos como si me estuviera analizando, de repente se abren, cuando parece que ya me reconoció.

—Ya se quién eres, eres el menor de los Silva, ¿No?

—Así es, ya sabes a quien le estás hablando así que modera tu tono de voz— Lo digo de manera despectiva dando una mirada desaprobatoria.

—¿Y a mi que carajos me importa? ¿Eres Dios o que?— Suelta una risa sarcástica.

Me sorprende tanto esa respuesta que abro un poco la boca y me quedo callado ¿Quien mierdas es esta chica y por qué no parece importarle lo más mínimo quién soy?

—¿Creés que me voy a dejar intimidar por un niño ricachón que siempre obtiene lo que quiere? Pues está vez no, así que bajate de esa nube en la que estás.

Que mierda sabrá ella de mi vida que anda asumiendo cosas sin saber? Abro la boca para hablar, pero la vuelvo a cerrar cuando no encuentro las palabras. Tengo tanta rabia ahora mismo que no puedo ni pensar las palabras y no quiero perder la clase diciéndole algo indebido a esta chica que ni siquiera vale la pena.

—Entérate que no todo gira a tu alrededor— Quita su atención de mi mientras recoje sus cosas —Yo estoy tratando de ayudar a este pobre cachorro, así que si me disculpas me tengo que ir, porque ya voy tarde y tengo que dejar a este cachorro en la veterinaria para que traten su pata— Exclama mientras sujeta al cachorro en sus brazos y da media vuelta para marcharse.

Me deja ahí con la boca abierta tratando de procesar lo que acaba de pasar, jamás en mi vida alguien me había hablado así, con tan poco respeto y más aún sabiendo quien soy.

Ella se dirige a su pequeño auto rojo, pone al cachorro en el asiento del copiloto y se dirige a la puerta de conductor para entrar al auto, abre la puerta para entrar y cuando la cierra es que reacciono.

Parpadeo 2 veces tratando de asimilar todo, una vez me recompongo, me dirijo hacia la puerta de conductor, y le toco el vidrio con mi nudillos haciéndole señas de que baje del auto, ella solo me saca el dedo del medio y arranca.

Una vez más me deja con la boca abierta.

Por lo que pueda parecer, en realidad no me importa lo más mínimo esa chica, en realidad solo me interesa que el perro esté bien.

Pocos saben esto de mí, pero me encantan los animales, sobretodo los perros, y siempre que veo un animal en la calle trato de ayudarlo, es una de las pocas cosas que me dan alegría de verdad, ver a un pequeño animal agradecido de haberlo ayudado, ojalá todas las personas pudientes como yo hicieran lo mismo, el mundo sería un lugar muchísimo mejor.

Así que decido seguirla, tengo cosas que hacer, pero quiero asegurarme que no abandoné al cachorro en algún lugar, y como no quiere hablar esto es lo único que se me ocurre.

Esto me pasa por andar de soberbio con mi posición.

Subo a mi auto y la trato de seguir sin perderle el rastro. La sigo un largo trayecto, hasta que llegamos más al centro de la ciudad y veo que estaciona el auto en frente de un albergue de animales, pero que también es conocido por atender las enfermedades y problemas de estos.

Mi Endeble CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora