29. No le puedo decir que no a esa cara

72 16 7
                                    

Capitulo 29

Aurora

Hace rato que me desperté al no sentir a Axel en la cama, en situaciones normales no me hubiera importado mucho pero son las 4:56 de la madrugada y es muy raro de el desaparecer así.

Revise el baño, la cocina, la sala, y no hubo rastro de el por ningún lado, tampoco me avisó que saldría. Podría parecer una paranoica o sea solo pudo haber salido un momento, pero estás circunstancias son diferentes y es normal que me preocupe.

Espero que esto no sea por causa de lo que pasó en el ensayo, como sus familiares lo comenzaron a usar como un trofeo. No me puedo ni imaginar la decepción y la rabia que debe sentir al ser tratado de esa manera por su propia familia.

Me di cuenta de que no está su teléfono por ningún lado, así que asumo que lo llevará con el, así que saco mi teléfono de mi bolsillo para escribirle.

Mensaje para: Mi dulce infinito<3.

—¿Saliste? ¿Dónde estás?

Después de escribir bloqueé el teléfono y encendí el televisor de la sala para esperar que me respondiera pero el no tardó nada en responder.

—¿Estás despierta a las 5 de la mañana? ¿Quien eres tú y que hiciste con mi chica?

Eso me hizo soltar una pequeña risa.

—No me estoy riendo:/.

—Estoy en el balcón de la estancia de el penúltimo piso.

—¿Y que haces allí?

—No podía dormir, y quería observar las vistas.

—Me hubieras despertado para ir contigo.

—¿Despertarte? No, gracias. Aún no quiero morir.

Eso me hizo fruncir el ceño. Siempre soy un amor con el no sé de qué me habla.

—Llevas 2 chistosito.

—Si quieres ven. Aún se ve espectacular.

—Quizás lo haga.

Me levanté del sofá y estiré mis brazos, tomé un vaso de agua antes de agarrar las llaves que estaban encima de la mesa y salí de la habitación. Sigo en mi pijama pero no importa, me da mucha pereza de cambiarme.

Cuando llegué al penúltimo piso pude divisar la estancia al final del pasillo, así que caminé hasta ahí abrazándome a mi misma en el trayecto, el frío de la madrugada estaba asentado en ese pasillo abierto.

Cuando llegué no ví a Axel, pero me quedé embelesada viendo el paisaje que daban las luces de la ciudad mientras hacían contraste con la oscuridad de la noche, aunque faltaba un poco para que amaneciera aún estaba oscuro el cielo.

Apoye mis manos en el barandal y me incliné un poco poniéndome cómoda mientras admiraba el paisaje.

—Es muy hermoso, ¿Verdad?

Doy un pequeño salto del susto y me giré rápidamente para encontrarme con la imagen de Axel sentado en una silla pegada a la pared detrás de mi. Me mira con una sonrisa divertida, tiene sus largas piernas completamente estiradas y sus manos detrás de su cabeza haciendo que se noten los músculos de sus brazos, su camisa ligeramente levantada dejando ver un poco de su abdomen.

—¡Axel! Por dios, ¿Quieres que me dé un infarto?— Tomo mi pecho de la impresión.

El se ríe de mí reacción y se levanta de la silla para acercarse a mi lado.

—Es la segunda vez que me dicen eso está noche.

Arrugué mis cejas confundida pero el siguió.

—Ha sido una noche muy interesante...

Mi Endeble CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora