Una mañana tranquila.

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Marshall se despierta en su casita, nisiquiera sabía dónde estaba en un comienzo, pero recordó que había estado hablando con Zuma hasta muy tarde y se quedó dormido, al recordar al cachorro buzo se sonrojó por lo del beso de la noche anterior. Salió de su casita y se dirigió a la de su moreno amigo, tocó la puerta y Zuma salió casi al instante.

-Hey, justo estaba llendo a buscarte-. Dijo Zuma sonriendo-. ¿Quieres desayunar conmigo?-. Preguntó.

-Perdón, pero no puedo, tengo que volver a casa-. Dijo Marshall-. Venía a despedirme-.

-Oh... Ok...-. Dijo Zuma algo desanimado-. Bueno, nos estarémos viendo-. Dijo para abrazarlo-. Hasta pronto-.

-Nos vemos-. Dijo Marshall separándose sonrojado mientras se alejaba unos pasos.

-¡Marshall!-. Lo llamó Zuma y el dálmata se giró a verlo-. Tú... No... No olvidarás nuestro beso... ¿C-cierto...?-. Interrogó sonrojado hasta las orejas y desviando un poco los ojos hacia el piso.

Marshall se sonrojó de sobremanera y empezó a jugar con sus dedos nervioso.

-Y-yo... Te... Prometo que n-no lo voy a olvidar...-. Dijo Marshall dándole una sonrisa un poco avergonzada pero sincera y amable.

Zuma sonrió felíz y sonrojado, se despidió con la mano mientras Marshall se alejaba, también saludando. Cuando ya no vio al dálmata, Zuma entró a su casita, cerrando la puerta, apoyándose en ella, se deslizó hasta el suelo y sujetó su pecho con el corazón latiéndole a un millón por segundo.

-Tranquilo, solo fue un beso, eso no quiere decir que sean pareja, o que él esté enamorado de ti baboso-. Se dijo Zuma a sí mismo con nerviosismo.

Mientras con Marshall, él estaba llendo a despedirse de Ryder, llegó a las puertas de vidrio de la cocina y tocó para llamar la atención, alguien le abrió la puerta y al entrar, pidiendo permiso, pudo distinguir a Rubble.

-Hola...-. Lo saludó Rubble.

-Hola Rubble-. Le devolvió el saludo con una pequeña sonrisa.

Rubble también sonrió y le permitió pasar.

-Marshall... En verdad lo lamento... Por... Por todo...-. Dijo Rubble muy triste.

-Hey, tranquilo... Tú no tuviste nada que ver en todo éso, es más, te agradezco que no me demigraras ni me trataras como todos los demás-. Dijo Marshall.

-Sí, pero aún así yo no hice nada por ti-. Dice Rubble con los ojos lagrimeando.

-¿Cómo que no? Tú me dijiste sobre el reclutamiento en el cuerpo de bomberos, sí, puede que antes hubieras sido distante conmigo, pero entiendo porqué lo fuiste, no podías estar seguro de si yo decía la verdad o no. Pero tú nunca me trataste mal y te agradezco eso-. Dijo Marshall sujetando a Rubble por los hombros con una sonrisa comprensiva-. Yo no tengo nada que perdonarte, solo tengo cosas para agradecerte. Muchas gracias amigo-. Le dijo para abrazarlo.

Rubble aún tenía un nudo en su estómago, pero se relajó al escuchar las agradables palabras de su mejor amigo, o bueno, ex-mejor amigo.

[Aclaración: Rubble no siente amor por Marshall, solo un gran aprecio y amistad].

-Adiós Rubble, tengo que ir a despedirme de papá-. Dijo Marshall separándose de su amigo.

-Nos vemos-. Dijo Rubble, sin percatarse de que había alguien atrás de él, viendo todo.

-¡¿Cómo que tú lo ayudaste?!-. Preguntó exaltada Sky cuando Marshall se alejó lo suficiente como para no escuchar sus gritos-. ¿Cómo es posible que a ti si te haya perdonado?-. Volvió a preguntar la chica.

-Sky, cállate-. Dijo serio Rubble-. A diferencia de ti y los otros, Zuma y yo NUNCA tratamos mal a Marshall. Yo solo me mantuve al margen e indiferente pero aún así, yo no lo insulté ni mucho menos lo traté mal, no como tú-.

-Pero yo también quiero que me perdone-. Dijo Sky.

-¿Después de como lo trataste? ¿Después de todo lo que le dijiste?¡¿Después de todo lo que le hiciste?!-. Rubble se alteró al ver el cinismo de Sky ante ésa situación-. ¡Tú eres una de las mayores responsables de que él se fuera!-. Le gritó enojado-. Él no va a perdonarte nunca, no después de lo que hiciste, no después de lo que hicieron-.

Rubble se fue de la cocina y se dirigió al patio.

-¿Cómo se atreve?-. Preguntó ofendido Rubble.

Se sentó debajo de un árbol para relajarse, hasta que sintió que alguien se sentó junto a él.

-Hola Zuma-. Dijo sin abrir los ojos.

-Debes enseñarme a hacer eso-. Dijo Zuma riéndose-. ¿Qué pasó?-. Preguntó.

-Ah...-. Suspiró Rubble-. Sky...-. Dijo en un susurro molesto.

-¿Otra vez? ¿No puede, no, molestar un solo día?-. Dijo Zuma enojado.

-Ya sabes cómo es, se la pasa diciendo que Marshall debería perdonarla, y ésto y aquéllo-. Dijo Rubble-. Pero, hey, ¿a ti cómo te fue con Marshall?-. Preguntó.

-Lo besé-. Soltó de repente Zuma, haciendo que Rubble se atragante con su propia saliva.

-¡¿QUÉ?!-. Preguntó sorprendido el pitbull-. ¿Cómo así?-. Volvió a preguntar un poco más calmado.

-Bueno...-. Zuma empezó a contarle sobre su cita y el beso.

Rubble solo escuchaba y de vez en cuando miraba a Zuma de manera alegre, se notaba que el amor que sentía por el dálmata era puro y honesto. Luego de terminar de contar lo que sucedió, ambos empezaron a hablar relajados, en definitiva, para ambos era agradable tener, después de tanto tiempo, una mañana tranquila.

¿¡Marshall!?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora