La confesión de Soan.

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Marshall está sólo caminando por el patio de la Gran Casa Garéth, se la ah pasado toda la tarde escapando de Goro y Soan, no tenía el suficiente valor de verlos a la cara, solo esperaba a que su papá llegara para tener una excusa de no hablar con los chicos, ya que Zuma y Rubble irían con Ryder, aunque desgraciadamente también el resto de cachorros de los Paw Patrol los acompañarían. Le era muy desagradable tener que estar cerca de Sky, realmente ella no le caía para nada bien, no le agradaba en absoluto, con Rocky y Chase realmente no tenía muchos problemas, solo un poco de rencor y nada más. Pero con la chica del grupo es muy diferente, no aguantaba ni un segundo estando con ella en la misma habitación.
Apesar de que Marshall quería no toparse con los chicos, se terminó encontrando de frente con ambos al doblar en una esquina.

-(Dios me odia)-. Pensó Marshall para darse la vuelta e intentar irse, pero es sujetado del brazo por Soan.

-Necesito hablar contigo-. Dijo Soan sonrojado.

-S-si...-. Respondió Marshall y ambos se fueron juntos, ante la atenta mirada de Goro.

Cuando se alejaron Marshall estaba muy nervioso, tanto que ni lo miraba a la cara, Soan le dio la mano a Marshall y con su otra mano levantó su mentón para que lo mirase.

-Marshall... Yo... Lamento haberte hecho eso-. Dijo Soan-. Pero también deberías no ser tan cruel con nuestros sentimientos, con mí sentimientos... Te oí perfectamente cuando decías que él te había besado. ¿No crees que tenía derecho a enojarme y ponerme celoso después de escuchar cómo la única persona que eh amado en toda mi vida besó otros labios que no fueran los míos?-. Preguntó Soan acercándose más a Marshall y dándole un cálido abrazo.

Marshall dudó un poco, pero al final cedió ante el abrazo, rodeó su torso con sus brazos y puso su cabeza en su pecho. Escuchó los latidos del corazón de Soan y sintió una sensación agradable al escuchar los acelerados latidos provenientes del pecho del más alto, se sonrojó y siguió escuchando el relajante sonido.

-Marshall... Tú... Eres el amor de mi vida, desde la primera vez que te vi me di cuenta de que tus ojos azules, tan hermosos y amables eran mi principal razón para esforzarme en todas mis misiones y volver a casa. Todo éso solo por verte sonreír una vez más, por verte otra vez, soy la persona más felíz de éste mundo tan horrible, gracias a tib eres mi único motor. Antes de conocerte mi vida era vacía y horrible, pero cuando tú llegaste, sentí algo indescriptible, algo que me hacía querer protegerte por el resto de mis días y estar contigo hasta el final de mi vida-. Dijo Soan sonrojado y mirando a los ojos al dálmata-. Marshall... Yo te amo...-. Susurró con una sonrisa.

Marshall se quedó impactado, nunca creyó escuchar éso de alguien tan callado y reservado como Soan. El mayor le dio un beso lleno de amor en la frente y le dijo que lo pensara, también le dijo que si llegaba a preferir quedarse con cualquier otra persona, él estaría felíz solo de saber que está bien con alguien más que no sea él. Pero no quitaba el hecho de que pelearía para ganar su amor y lo protegería por siempre.

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