POV LOURDES.
Sábado. 3:00
Doy otro sorbo de mi copa aunque sé que debería haber dejado de beber hace mucho. Pero no puedo hacerlo, la ansiedad me está asfixiando. Escucho cómo Galo y Tini charlan animados, aunque no puedo concentrarme lo suficiente como para saber de qué. No tenía que haber salido con ellos esta noche. No cuando mi cabeza está funcionando como una locomotora por pensar en qué estará haciendo Martina con esa tía. Vuelvo a beber y soy consciente de que voy demasiado ebria como para controlar mis impulsos. Y el alcohol me dice en esos momentos que la idea que acabo de tener es brillante, así que me levanto ignorando sus caras de sorpresa y les digo que me marcho a casa.
Cuando el taxi me deja en la puerta de Martina sigo pensando que he tenido la mejor idea del mundo. Me acerco al portero y toco. Toco cerca de doce veces, pero no me abre. La idea de que no esté en casa me calienta la sangre, pero la idea de que esté dentro demasiado ocupada lo hace aún más. Vuelvo a tocar, y escucho gritos desde uno de los balcones. Le devuelvo el grito balbuceando que me he dejado las llaves. Cuando escucho cómo la puerta se abre, pienso que los vecinos de Mar son unos tarados, y yo podría ser una psicópata. Me meto en el ascensor y pienso que quizá un poco como una psicópata sí que me estoy comportando. Cuando llego a su puerta vuelvo a tocar al timbre, con idéntico resultado. Me digo que no puede tardar mucho en volver, así que me siento contra su puerta.
Pienso que a lo mejor no vuelve sola, y casi me levanto para marcharme. Pero después me doy cuenta de que la idea que he tenido de ir a verla es genial, y me quedo allí. No sé cuanto tiempo pasa hasta que escucho el ascensor moverse. Y me pongo contentísima ante la posibilidad de que Mar ya haya llegado. Las puertas se abren y la veo. Me felicito mentalmente de nuevo por haber ido a buscarla. Ella me mira con una cara de susto importante, pero yo estoy demasiado contenta de que esté aquí. Me pregunta que qué ha pasado, que qué hago allí. Y a mi me parece alucinante que no se entere de nada. No entiendo por qué todavía no sabe que tengo mucho sueño, y que sólo consigo dormir cuando ella me abraza. Estoy concentrada en mirarla allí agachada en cuclillas sobre mí, cuando me dice que nos vayamos a dormir. A mí me habría gustado levantarme de un salto y correr hasta su cama, pero creo que al alcohol que me he bebido no le va a parecer una buena idea que abuse de los movimientos bruscos, así que dejo que me agarre y juntas llegamos hasta su cuarto.
Me siento en el filo de su cama, y cuando pienso en la noche tan increíble que voy a pasar durmiendo acurrucada en la curva de su cuello hago un pequeño baile de celebración con los brazos que parece que a ella le hace bastante gracia. Se aleja hasta el armario y se gira con la ropa entre los brazos. Yo la miro de arriba a abajo, vestida con ese traje tan increíble y le digo lo guapa que está. Lo pienso todos los días, pero no se lo digo. Pero lo pienso, mucho. Y ella me dice que yo también estoy muy guapa y mi corazón salta de alegría. Me encanta que piense que soy guapa. Yo quiero que ella piense que soy la única persona guapa del mundo. Me planteo decírselo, pero noto que no puedo bajarme la cremallera del mono. Pienso que las cremalleras deberían haber desaparecido de la ropa. Podrían llevar todas velcro, como las zapatillas de los niños. Aunque el velcro hace un ruido horrible.
Sin darme cuenta me está ayudando a ponerme la camiseta. Me siento tan agradecida de que me ayude. Es un ángel. Le doy las gracias. Y vuelve a ayudarme a ponerme los pantalones. Es un ángel. Le doy las gracias. Y me dice que no se lo agradezca más. Yo pienso que está loca. Lo que ha hecho por mí no se me va a olvidar nunca. Estaba atrapada dentro de un mono que no tiene velcro, y ella no solo me ha sacado de allí, sino que me ha puesto una ropa súper cómoda. Es un ángel.
Se inclina sobre mi frente y empieza a dejarme besos allí. Pensaba que no podía estar más contenta de lo que estaba, pero sí que podía. Y me dice que soy una borracha adorable. Me pregunto durante un segundo si eso es un cumplido, pero rápidamente me doy cuenta de que tiene que serlo. Ella no me diría nada malo. Es un ángel. Le doy las gracias.
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Tu olor // Martuli
FanfictionLourdes González se empeña en ignorarme, en no dejarme entrar en su vida. Pero yo, que me la quiero comer a besos, sabía que nuestros caminos tenían que cruzarse. Y lo hicieron. ____ ADAPTACIÓN MARTULI • Todos los derechos a la autora original.