POV MARTINA.
- ¿No tienes ojos en la cara?-
- La que no tiene ojos en la cara, ni ningún tipo de visión comercial eres tú, Lourdes. El anuncio queda muchísimo mejor en el encabezado de la página. Joder, está claro que así será lo primero que vean los clientes cuando accedan.-
- Pero únicamente lo verán durante unos segundos. En cuanto bajen un poco más se queda fuera de su campo de visión. Si lo ponemos en vertical, a la izquierda, nos aseguramos de que lo vean durante mucho más tiempo. No hace falta ser un genio para saber eso Mar.-
La conversación iba subiendo de tono, pero aquella era nuestra recién descubierta dinámica de trabajo. Desde que Lourdes y yo habíamos conseguido normalizar nuestra situación, hacíamos todo el trabajo juntas. Nico nos había dicho que no sabía cómo lo conseguíamos, pero que nuestro trabajo era considerablemente mejor, y más creativo.
Pues lo conseguíamos así. Discutiendo por cada maldita tontería que teníamos que decidir. Nuestra empresa se dedicaba a la venta de artículos de decoración, aunque la venta era al por mayor. Es decir, únicamente vendíamos nuestros productos a grandes almacenes, o exportábamos en grandes cantidades. Nuestro jefe había decidido cambiar el enfoque de la empresa, buscando un cambio de aires, y pretendía hacer llegar una nueva colección de productos al cliente en particular, de forma directa y sin necesidad de intermediarios. Nuestro trabajo era anunciar esa nueva campaña de productos en las redes sociales, y en la página web de la empresa.
La cuestión parecía sencilla, pero nosotras lo convertíamos todo en un debate cuerpo a cuerpo. Lourdes quería poner el link del anuncio en un lateral de la página, y yo quería ponerlo en el encabezado, de forma horizontal. Llevábamos treinta minutos discutiendo sobre aquello, y los ánimos empezaban a caldearse. Estábamos en mi oficina, y habíamos mudado la silla de la oficina de Lourdes a la mía, colocándola a mi lado. Incluso usábamos un sólo ordenador. Un ordenador que me moría de ganas de tirarle a la cabeza. No entendía por qué tenía que ser tan cabezona.
Estábamos sentadas una al lado de la otra, con las sillas giradas hasta colocarnos de frente para poder pelearnos más cómodamente. Yo tenía las piernas subidas, y los antebrazos apoyados sobre mis rodillas, para dejar mis manos libres para poder gesticular. A lo mejor si acompañaba mis palabras con algún movimiento de manos conseguía convencer de algo a aquella maldita engreída.
Su posición era completamente distinta. Estaba recostada contra la silla, con las piernas y los brazos cruzados. Ella no gesticulaba, era demasiado elegante para eso.
- Pues le aumentamos el tamaño, genio. Así lo verán durante más tiempo.- Acompañé mis palabras de un tono burlón sin poder evitarlo.
- Piis li iimintimis il timiñi, ginii.- Repitió mi frase cambiándole las vocales, como una niña pequeña, mientras que movía ligeramente la cabeza.
A mi casi me dieron ganas de reirme, pero no iba a ceder. Esta vez no. Lourdes González siempre se salía con la suya, acababa convenciéndome, pero esta vez sabía que yo tenía razón.
- ¿En serio Lourdes? ¿Cuántos años tienes? ¿Cuatro?-
- ¿Ciintis iñis tiinis? ¿Ciitri?- Volvió a hacerlo y yo tuve que morderme la lengua para no estallar en carcajadas. Estaba tan mona cuando se cabreaba. Pero no me reí, sino que solté un bufido de desdén.
Me aguantó la mirada durante varios segundos, intentando persuadirme. Alguna otra vez le había funcionado, pero yo sólo se la sostuve, sin parpadear. Pareció darse cuenta de que no iba a ceder, y chasqueó la lengua mientras que se levantaba de la silla. Comenzó a pasear de un lado a otro de la oficina, mientras soltaba una retahíla acerca de por qué teníamos que hacer las cosas como ella decía.
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Tu olor // Martuli
FanfictionLourdes González se empeña en ignorarme, en no dejarme entrar en su vida. Pero yo, que me la quiero comer a besos, sabía que nuestros caminos tenían que cruzarse. Y lo hicieron. ____ ADAPTACIÓN MARTULI • Todos los derechos a la autora original.