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El sábado por la tarde, Jimin estaba en el departamento de Taehyung junto con Eun. Su manager había llegado para llevarle su atuendo para la fiesta del comeback de Tae. En realidad, él había comprado algunas cosas el día que habían salido a las tiendas, pero no algo que realmente le convenciera. Así que le había mandado un mensaje a Eun pidiéndole ayuda, pero las opciones que tenía enfrente tampoco lo animaban mucho.

Aún así, Jimin sonrió y le dijo:

—Gracias, Noona. El negro es... lindo.

En realidad todas las opciones eran casi idénticas, solo variaban en colores. Pero eran trajes iguales a los que podría usar en cualquier otro evento.

Eun parecía satisfecha por haber "solucionado" el problema de Jimin, pero Jungkook, quien estaba cerca de la cocina junto a Seokjin –y es que frente a Eun volvían a fingir su labor exclusiva de guardaespaldas– no le perdía el rastro con la mirada y lo contemplaba con curiosidad.

Jimin se sentía mal por haberse arrepentido a último momento de comprar aquel hermoso conjunto que Jungkook le había dicho que le quedaba perfecto. Él también lo había sentido, pero igual que casi siempre en su vida, solía arrepentirse de arriesgarse en el último instante.

Así que por eso ahí estaba, a mitad de la sala y resignado a que se vería igual que siempre. No es que Eun tuviese mal gusto, era solo que cada vez las ganas de hacer cosas diferentes crecían dentro de Jimin, pero no se alineaban con sus niveles de valentía en el cuerpo.

—Ah, Jiminah... —Eun sonrió y vio su reloj de mano—. Iba a mandar a un estilista para ti y Tae pero, las políticas de seguridad cambiaron para ustedes dos. Tal vez sería mejor que lleguen a la agencia un poco antes.

—Descuida, Noona. Sé cómo arreglarme solo, y Tae también.

—¿Seguro?

Jimin asintió, y mientras escuchaba las miles de indicaciones, recordatorios y sugerencias de Eun, la acompañó hasta la salida.

Quería mucho a Eun, ella no solo era su manager sino también fungía como una figura materna para Jimin estando él tan lejos de sus padres. Así que no podía molestarse por esa sobreprotección, y esa forma de tratarlo como un niño, y es que Eun incluso era de las que antes de despedirse le acomodaba el cabello y le sacudía un poco la ropa aunque no estuviese sucio.

—Te veo más tarde, Jiminah.

—Chau, Noona.

Al cerrar, Jimin pegó su frente a la puerta y suspiró.

Caminó de vuelta a la sala, aunque más lento de lo normal, sabiendo que solo encontraría aquellos trajes sencillos.

Jungkook se acercó a Jimin, quien seguía meditando cuál de todas sus opciones debía elegir. Al darse cuenta de la cercanía de su novio, el pequeño sonrió y trató de verse más optimista.

—¿Qué opinas, Kookie? ¿El negro o el azul?

El chico, ahora ya sin la necesidad de actuar formal, lo abrazó por la espalda y le susurró en el oído:

—Tú te ves hermoso con cualquier ropa. —Jungkook le habló más suave al decirle—: Y también sin ella.

Jimin se encogió en los brazos del chico. Aún le parecía irreal cada vez que lo tenía cerca, cada vez que lo besaba o lo acariciaba. Nunca terminaba de acostumbrarse, incluso aunque llevaran durmiendo en la misma cama unos cuantos días.

Pocos segundos después se escuchó la puerta del departamento abrirse y Tae entró junto con un guardia del hotel y una caja blanca estilo regalo en sus brazos.

Problematic Assignment || jikook + taejin || [Terminada✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora