5.- ¿𝐐𝐔𝐄 𝐏𝐀𝐒Ó?

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—Ya casi acabas JJ, solo te falta limpiar un poco más —la alentaba su amiga.

—Ya no aguantó —negó con la cabeza, tirandose a un sillón—, ya no aguanto.

—Venga, si puedes. Si aguantaste los entrenamientos de Oliver entonces puedes aguantar cualquier cosa —dijo Hermione.

—No, ya no quiero.

—Jade, levántate ahora mismo y sigue limpiando —demando.

—¡No!, ¿y sabes que? Mejor me voy con los gemelos, ellos se están divirtiendo y no... —tapó su boca con ambas manos, al darse cuenta que había revelado la actividad de los gemelos.

—¿Ellos no están haciendo nada? ¡No puede ser! —se dirigió a la puerta—. La señora Weasley se enojará si se da cuenta que no obedecieron mis órdenes, pero ya verán, ellos me harán caso si o si... —salió de la habitación, murmurando.

—¿Ya se dio cuenta que Fred y George no le hicieron caso? —preguntó Ron, entrando a la habitación. La pelinegra asintió.

—¿Y tú? —Jade le aventó el trapo a su amigo—. ¿Que estabas haciendo?.

—Terminando de comer tus tres ranas de chocolate —dijo después de encogerse de hombros, despreocupadamente.

—¡Oye! Ese fue un regalo de Harry.

Ron deshizo su sonrisa, remplazada por una mueca de pesadumbre.

—¿Cómo vas con tus heridas? —tomó sus manos entre las de él.

Las delicadas manos de Jade aún tenían un par de marcas por picotazos que había recibido por parte de Hedwig. Quien había llegado desde hace dos días y no paraba de insistirles a los tres por una respuesta a las cartas de Harry.

Jade se había visto forzada a encerrarla en la jaula de Queen -quien había llegado unos días antes. Junto con su baúl y cosas necesarias, gracias a Tonks, quien había sido la encargada-.

Pero tener encerrada a Hedwig había tenido sus consecuencias, había sido muy dicil atraparla y JJ había recibido picotazos y arañazos -sin mencionar que Queen también resultó un poco herida, tratando de ayudar y proteger a su dueña-. Al final Jade se vio en la necesidad de dejarla ahí, claro que diario iba y le daba de comer -donde no se salvaba de otros picotazos-.

Y aunque ella debería enojarse o sentirse al tener tal trato de parte de la lechuza, no podía, aunque supiera del gran cariño que sentía Hedwig por ella sabía que le era muy fiel a Harry y sólo quería hacer su trabajo.

—Me siento mal al no poder responder sus cartas —susurro Jade.

—Yo también —acarició las manos de su amiga—. Estoy preocupado por él.

𝐉𝐀𝐃𝐄 𝐘 𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐅É𝐍𝐈𝐗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora