El cuarto año de Jade había sido un tanto complejo, en todos los sentidos.
Si bien habían cosas las cuales le alegraban que hayan pasado... habían otras las cuales... habían sido algo enredosas.
Sin embargo no se compararía con este año.
¿Su mejor a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
━━━━━━ ◦ ❖ ◦ ━━━━━━
El último día de las vacaciones, Harry estaba limpiando los excrementos de Hedwig y de Queen de lo alto del armario.
Pues el azabache había negociado con Jade, poniendo como asunto principal los picotazos que había recibido ella por parte de la lechuza blanca. Harry se disculpo y propuso que el se haría cargo de mantener en buen estado a Queen.
Así que ahí estaba, cumpliendo con su acuerdo.
—No seas tan egocéntrico —exclamó Jade a Harry, sonriendo.
—No lo soy, sólo estoy diciendo que soy mejor que tú en Quidditch —se encogió de hombros—. Eso no es egocentrismo.
—Te recuerdo que en los entrenamientos había veces que terminaba con la snitch en la mano, y eso que ese no era mi trabajo.
—Solo tenías suerte de cruzarte en su camino.
—Por favor —bufo—. Podría jugar en cualquier puesto y te aseguro que lo haría increíble.
Antes de que Harry pudiera responder Ron entró en al dormitorio con unos sobres.
—Han llegado las listas de libros —anunció lanzándole una carta a Harry, que estaba subido a una silla y otro a JJ, quien estaba acostada, que terminó por darle en la cara.
—¡Ay! Mi perfecto ojo —se quejó—. Casi quedo ciega.
—Ya era hora, pensaba que se habían olvidado; normalmente llegan mucho antes...
Jade abrió el sobre. Contenía dos trozos de pergamino: uno era la nota habitual que le recordaba que el curso empezaba el uno de septiembre, y en el otro estaban detallados los libros que necesitaría para el próximo curso.
—Sólo hay dos nuevos —comentó leyendo la lista—. Libro reglamentario de hechizos, quinto curso, de Miranda Goshawk, y Teoría de defensa mágica, de Wilbert Slinkhard.
¡CRAC!
Fred y George se habían aparecido al lado de Harry. Él ya estaba tan acostumbrado a que lo hicieran que ni siquiera se cayó de la silla.
—Nos gustaría saber quién ha elegido el libro de Slinkhard —comentó Fred.
—Porque eso significa que Dumbledore ha encontrado un nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras —añadió George.
—Y ya era hora, por cierto —dijo Fred.
—¿Qué quieres decir? —le preguntó Harry saltando de la silla.
—Verás, hace unas semanas captamos con las orejas extensibles una conversación de papá y mamá —le explicó Fred—, y por lo que decían, a Dumbledore le estaba costando mucho trabajo encontrar a alguien que estuviera dispuesto a dar esa asignatura este año.
