El cuarto año de Jade había sido un tanto complejo, en todos los sentidos.
Si bien habían cosas las cuales le alegraban que hayan pasado... habían otras las cuales... habían sido algo enredosas.
Sin embargo no se compararía con este año.
¿Su mejor a...
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Sirius se dirigió a la pared donde estaba colgado el tapiz que Kreacher había estado intentando proteger. Los demás lo siguieron.
El tapiz parecía viejísimo; estaba desteñido y raído, como si las doxys lo hubieran mordisqueado. Con todo, el hilo dorado con el que estaba bordado todavía relucía lo suficiente para dejar ver un extenso árbol genealógico que se remontaba, hasta la Edad Media. En la parte superior había grandes letras que rezaban:
La noble y ancestral casa de los Black «Toujours pur»
—Siempre puro —tradujo JJ a los otros.
—¡Tú no sales aquí! —exclamó Harry tras recorrer con la mirada la parte inferior del árbol.
—Antes estaba —comentó Sirius señalando un pequeño y redondo agujero con los bordes chamuscados, que parecía una quemadura de cigarrillo—. Mi dulce y anciana madre me borró cuando me escapé de casa. A Kreacher le encanta relatar esa historia entre dientes.
—¿Te escapaste de casa?.
—Cuando tenía dieciséis años —afirmó Sirius—. Estaba harto.
—¿Adónde fuiste? —preguntó Jade.
—A casa de James —contestó Sirius. Luego miro a Harry—. Tus abuelos se portaron muy bien conmigo; me adoptaron, por así decirlo. Sí, me instalé en casa de tu padre y pasé allí las vacaciones escolares, y cuando cumplí diecisiete años me fui a vivir con Kiara. —Jade se sorprendió ante eso—. Mi tío Alphard me había dejado una cantidad considerable de oro; a él también deben de haberlo borrado del árbol por eso. En fin, buscamos una casa que pudimos adaptar a nuestras necesidades. Pero siempre fui bien recibido en casa de los Potter, y Kiara y yo solíamos ir allí a comer los domingos.
—Pero ¿por qué...?.
—¿Por qué me marché? —Sirius compuso una amarga sonrisa y se pasó los dedos por el despeinado cabello—. Porque los odiaba a todos: a mis padres, con su manía de la sangre limpia, convencidos de que ser un Black te convertía prácticamente en un miembro de la realeza... Lo único bueno que habrán reconocido de mi es que me juntara con Kiara. Eso sería lo más cercano y verdadero que los Black estuvieran en la realeza.
—Creo que es por la gran pureza de los Miller —comentó Jade a sus amigos.
—El idiota de mi hermano, fue lo bastante estúpido para creérselo... Ése es él.
Sirius puso un dedo en la parte inferior del árbol y señaló el nombre «Regulus Black». La fecha de su muerte (unos quince años atrás) seguía a la de su nacimiento.
