21.- 𝐓𝐎𝐌𝐀 𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐀𝐋𝐋𝐄𝐓𝐀

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—No la soporto —fue lo primero que dijo JJ al entrar al despacho de la profesora de transformaciones.

—Vaya —la mujer levantó la mirada—, pensé que te agradaba por la confianza. ¿O fue sólo una fachada?

—No tú, Minnie. Umbridge —explicó yendo a sentarse—. Es horrorosa.

—Ya que lo dices así, dime algo lo cual no sepa.

—No sabía que la considerabas así, Minnie —levantó sus cejas, sorprendida.

—Me refería a cuando tú dijiste que no la soportabas... —la analizó por unos segundos por encima de sus gafas—. ¿Por qué no estás en clase?

—Me ha enviado a verla —respondió recobrando su enojo.

—¿Enviado? ¿Qué quiere decir que te ha enviado?

Como respuesta señaló su cuello.

—No me lo puedo quitar, sólo usted puede.

La profesora McGonagall, frunciendo el entrecejo, se acercó a quitarle la correa, con un golpe de su varita, lo desenrolló y empezó a leer. Detrás de sus cuadradas gafas, sus ojos recorrían el pergamino rápidamente y con cada línea se estrechaban más.

—¿Es verdad?

—¿Si es verdad qué? —preguntó con un tono mucho más agresivo de lo que era su intención—... Minnie —añadió en un intento de suavizar su primera reacción.

—¿Es verdad que le has gritado a la profesora Umbridge?

—Sí —respondió.

—¿La has insultado?

—Sí —asintió.

—¿Le has dicho que El-que-no-debe-ser-nombrado ha vuelto?

—Sí.

La profesora McGonagall se quedó mirando a JJ con el entrecejo fruncido. Tras una pausa, dijo:

—Toma una galleta, Jade.

—Que tome... ¿qué? —se enderezó en su asiento, confundida.

—Toma una galleta —repitió señalando una lata de cuadros escoceses que había sobre uno de los montones de papeles de su mesa.

—Bueno —sonrió, su mal humor desapareció—, ya que insistes —se apresuró a acatar la orden.

La profesora McGonagall dejó la nota de la profesora Umbridge sobre la mesa y la miró con cautela.

—Debes tener cuidado, Jade —dijo con tono lento y angustiado.

Una vez más se mostraba sin su semblante severo.

𝐉𝐀𝐃𝐄 𝐘 𝐋𝐀 𝐎𝐑𝐃𝐄𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐅É𝐍𝐈𝐗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora