Habían pasado unas semanas desde aquella noche fría iluminada por las estrellas y sentía el mismo cosquilleo que sentí esa noche cuando miré a Axel a los ojos, esos ojos que rebosaban de sentimiento, cuando estaba a mi lado, cuando le olía, cuando le sentía... Siempre las mismas ganas de tenerlo cerca, ya no en el ámbito sexual, sino en el afectivo, el emocional.
Y ahora realmente le echaba en falta, ya que ni siquiera me había avisado de que no vendría a clase y Vlady había aprovechado para perseguirme por todas partes. Me estaba empezando a resultar pesado, y eso a mí no me pasaba.
- ¿En qué piensas, peque? - Riven paseaba a mi lado por los pasillos del instituto. Él tendría que ir al edificio de al lado, el edificio de artes. Le iba muy bien con los estudios, no como me contó que le iba en secundaria. Al parecer realmente disfrutaba de eso.
- ¿No te resulta Vlady algo pesado? - dejé ver una de mis muecas de hastío para darle un poco de humor al comentario, como siempre hacía cada vez que estaba con Riven.
Al ver que no me contestaba, me giré y me fijé en que tenía la mandíbula apretada, se veía tenso. Mantenía la mirada fija en el frente, concentrado en seguir andando y no mirarme. Borré cualquier atisbo de humor en mi expresión y fui a hablarle, pero alguien me llamó por detrás.
- ¡Isa! - Alycia venía corriendo detrás de nosotros - Dios, me ha costado alcanzaros. ¿Sabes dónde se metió mi hermano anoche?
- ¿No tenía que trabajar? - pregunté confundida. No había hablado con él desde que salió de trabajar, así que pensé que estaba cansado, sin más.
- Ayer no volvió a casa.
Sentí como mi cara perdía color y que los sonidos perdían fuerza. Riven me sujetó por el hombro para llamar mi atención, pero yo ya me estaba poniendo en lo peor. Le podrían haber atracado, o pegado, o secuestrado. Podría haberle pasado de todo.
- Isa, tranquila, Axel estará bien - la voz tranquilizadora de Riven encontró mi sistema nervioso y me hizo reaccionar.
- Pero, ¿y si no lo está? ¿Y si Vlady tiene algo que ver?
- ¿En qué tengo algo que ver yo?
El ucraniano se hizo aparecer en ese momento y volví demasiado rápido la cabeza en su dirección, histérica. Su sonrisa lateral me estaba empezando a sacar de quicio, y más cuando Axel estaba desaparecido y ese loco podría tener algo que ver. Estaba obsesionado conmigo, tal vez...
- ¿Bella? - volvió a llamarme para que le respondiese.
- No me llames así - salió de mi garganta una voz que no conocía, una demasiado grave para ser mía, y eché a andar hacia mi clase.
Les dejé a los tres ahí atrás, pero no me importó. Tenía que intentar llamar a Axel antes de que el profesor llegase al aula.
Encontré su número en favoritos; desde que me dijo que le llamase si tenía problemas, cuando casi violaron a Ally, lo tengo ahí. Lo pulsé y me lo pegué a la oreja, esperando a que descolgase.
- "La línea a la que llama se encuentra sin cobertura en estos momentos. Por favor..." - colgué, cabreada.
¿Dónde cojones estaba? ¿Y si realmente no eran paranoias mías y realmente le había pasado algo? Riven había dicho que estaba bien, pero él no lo sabía con certeza, por no decir que no lo sabía a secas. O tal vez sí. Mierda, Riven a lo mejor lo sabía. Me di la vuelta rápido para volver al pasillo a buscarles, pero me choqué con un cuerpo mucho más alto y fuerte que el mío.
- ¿Por qué corres tanto hoy, enana?- la "inocente" voz de Vlady sonó por encima de mi cabeza, y me agarró por los hombros para enderezarme.
- ¿Qué te importa? - me sacudí para zafarme de su agarre y le miré de mala manera; no era muy común en mí, pero ya me estaba sacando de quicio.
- Ey, venga, tampoco hace falta ser borde - cerró la puerta tras de sí y se acercó más a mí.
- ¿Qué coño haces?
- ¿A ti qué te parece? Quiero hablar contigo, pero estás muy escurridiza hoy. Parece que me evitas.
- Ah, ¿en serio? - levanté una ceja en su dirección, irónica - Pensé que te estaba prestando atención en todo momento.
- Creo que ya te estás pasando - el tono amigable abandonó su voz y un escalofrío recorrió mi columna vertebral.
- Perdona - respondí bajito -Estoy algo preocupada por Axel. No sabes nada, ¿verdad?
- ¿Qué voy a saber yo? - dijo con indiferencia - No me importa lo que haga, no me gusta que me mire mal. No tiene motivos.
"Ya, bueno...". Casi se me escapa la risa por la nariz, pero conseguí controlarme. No podía creer que este chico fuese tan tonto como para no darse cuenta de lo que hacía y del efecto que causaba en Axel.
- ¿No querías hablar de algo? - intenté agilizar algo la conversación para poder irme de allí.
- Ah, sí - su sonrisa apareció y solo pude pensar en lo mucho que empezaba a odiarla -. Había pensado en hacer una fiesta en mi casa, del equipo de baloncesto y las animadoras. Los del equipo te consideran una de ellos por cómo juegas, así que estarías invitada obviamente.
Esta vez sí me reí. Frunció el ceño, confundido, como preguntándose por qué me reía de su pregunta, o más bien de él.
- Vlady, yo ahí no pinto nada - dije cuando dejé de reírme -. Si llegase a ir, iría por Alycia y porque los del equipo me caen bien, pero no tengo muchas ganas de estar en la misma habitación que esas zorras del equipo de animadoras. Perdona la falta de respeto - seguía sonriendo al decir esto -, pero es la verdad.
- Vendrás, hazme caso - dijo convencido, y salió del aula dejándome ahí plantada.
Al salir, dejó la puerta abierta y empezaron a pasar los alumnos que estaban fuera esperando, incluida Alycia. Me miró, interrogante, pero negué con la cabeza. Se lo explicaría luego, y también procedería a interrogarla.
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El día que perdí su mirada
RomanceLa vida de nuestro molesto protagonista cambió del todo cuando una chica europea llegó a su pueblo. Toda ella son problemas, quebraderos de cabeza, y muchas, muchas miradas encontradas. Pero, ¿será capaz de soportar la carga de tenerla de su lado? B...