𝟐 ‖ 𝐔𝐧 𝐛𝐨𝐭𝐨𝐧𝐜𝐢𝐭𝐨

1.3K 118 6
                                    

Y sabes que no necesito ningún favor
Sabes que no necesito un amor falso
Soy una perra dentro y fuera de las cámaras
El tipo de perra que poca gente puede manejar

╎Y sabes que no necesito ningún favorSabes que no necesito un amor falsoSoy una perra dentro y fuera de las cámarasEl tipo de perra que poca gente puede manejar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Oye, Oye.

Sujeto mi cabeza dejando un beso largo en mi coronilla, no entiendo su afición era algo que simplemente no me gustaba. Volvió a su asiento mirándome con burla.

—Creí que solo habías cambiado de número—sonrió de lado poniendo el auto en movimiento.

A simple vista no había cambiado mucho, su cabello rubio mantenía aquel corte de hongo que la hacía ver elegante. Físicamente seguía siendo una mujer de complexión delgada, idéntica.

—¿Conseguiste el crédito?—negó de inmediato— ¿Por qué no?

Rodó los ojos antes de mirarme, mantenía aquel humor de mierda que muchas veces llegaba a cagarme pero así era ella.

—Porque aún no se para que es— respondió como si fuera lo más obvio del mundo.

—No es cierto— suspire con resignación desviando la mirada.

Excusas, excusas, excusas, bla bla. Era irritante, ni Pixis ni ella habían conseguido lo que quería, aún tenía la posibilidad de manipularla, esa siempre era una posibilidad.

—No hagas eso.

—¿Hacer qué?—alcé una ceja.

Suspiro rodando los ojos, ¿Me estaba imitando? Por su mirada sabía que si, era irónicamente predecible. Yelena era una mujer inteligente, no más que yo.

—Pase cinco años en la cárcel y ahora mi compañera me defrauda.

—No soy tu compañera.

Sonrió con arrogancia mirando al frente mientras estacionaba el auto en algún punto de la ciudad.

—Aún no.

Bufo removiendo su cabello, era obvio que no me dejaría sola y más aún cuando endulzada sus oídos con aquella jugosa cantidad.

—Te traje algo.

Le entregué una lujosa prenda, hermosa que seguramente combinaria con el color oscuro de sus ojos y su corta melena rubia, la recibió con sorpresa pero fueron segundos para que su expresión cambiará.

—¿Crees que pueda cambiar algo que robaste?

Rodé los ojos con fastidio, pero era hora de iniciar la manipulación, la miré de reojo antes de volver a admirar el horrendo paisaje de enfrente.

—Bueno si tienes problemas con cosas robadas no te gustará la conversación.

—¿Qué? ¿Vamos ir a robar?

𝐃𝐈𝐀𝐌𝐎𝐍𝐃𝐒┊𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora