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┇Levi Ackerman┇
Bajo del taxi con una sonrisa encantadora, ¿No conocía otra expresión? Al verme no dudo ni un segundo en acercarse, me puse de pie recibiendo aquella mujer de cabellera rubia y ojos verdes armoniosa, su aura no salía de la felicidad y tranquilidad.
—Lamento la demora— suspiró besando mi mejilla como un gesto cordial— Aún no me acostumbro a este lugar, es enorme.
—Descuida.
Ocupo el espacio vacío frente a mi observando todo el lugar sin necesidad de mover su cabeza, hasta ahora descubrí las pequeñas pecas que adornaban parte de su nariz y pómulos, algo extrañó que no había visto en los demás.
—¿Estabas muy ocupado? ¿Hable en mal momento?
Trago un poco de saliva intentando disimular su acción, la yema de sus dedos golpeaba en un movimiento elegante el dorso de su mano manteniendo una postura recta, ocultado el sentimiento de preocupación o incomodad que tenia consigo.
—Tengo la tarde libre— encogi los hombros restandole importancia.
—Vaya— suspiró relajando su entrecejo fruncido— No se si sentirme peor por invadir tu espacio pero... toma.
Tomo entre sus manos mi abrigo perfectamente doblado, lo recibí percibiendo aquel nuevo aroma a vainilla, uno bastante distinto al mío pero que sabía era de ella.
—Gracias— agredeci aquel gesto mirando unos segundos mi abrigo— Por un segundo lo había dado por perdido.
Rió con discreción bajando la mirada, coloco unos mechones de cabello tras su oreja antes de volver a mirarme.
—Es demasiado... ¿masculino?— mantuvo aquella sonrisa mostrando su bella dentadura— Para nada, es solo que... ammm tenía asuntos que atender.
—¿Negocios?
Miro arriba moviendo su muñeca a los lados en señal de que por ahí iba el asunto.
—Si y no— respondió al fin— Tuve que... asistir a un pequeño evento de caridad y bueno aprovechando que estaba por aquí visite un familiar.
—No imagine que tuvieras familiares por aquí—enarque una ceja.
Sus párpados se expandieron por mi expresión, es difícil creer en eso cuando claramente vive al otro lado del continente. Soltó un profundo suspiro posando su mentón sobre la palma de su mano apoyando el codo sobre la mesa mirando la calle.