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Capítulo 1.


Merlín.


—Para nosotros es un enorme honor saber que nuestra preciada nieta ha ascendido al segundo círculo. —mi cabeza se inclina hacia el hombre con el que habla el abuelo una vez nuestros ojos se encuentran.

—La batalla contra el antiguo líder fue magnífica. —halaga el hombre y me limito a asentir, esta vez una sonrisa de suficiencia se adueña de mis labios.

Por supuesto que lo fue.

—Fue una pelea reñida. —acota otro hombre al girarse y unirse por sí solo a la conversación—. El antiguo líder no hizo uso de todo su poder.

—El antiguo líder nunca supo utilizar su poder sabiamente. —respondo entrelazando mis manos detrás de mi espalda.

—Entonces, ¿tú sí lo harás? —rio por lo bajo cuando me encuentro con la mirada divertida de mi mellizo.

A mi lado mi abuelo paterno tensa su mandíbula cuando lo ve acompañado de mis abuelos maternos. Ambos ancianos van tomados de la mano, el vestido azul de la mujer en conjunto con el tono del traje de su esposo y Aarik también viste un tono similar, solo que este es más claro.

—Conozco mi posición dentro del segundo círculo y como líder haré un mejor trabajo que el antiguo. —respondo notando el brillo divertido en sus iris verdes, un tono idéntico al mío.

—Estaré al tanto. —asegura esta vez mi abuela materna. Sus ojos oscuros parecen lanzarme cuchillas sin piedad alguna—. Las mujeres deben conocer su lugar en la sociedad.

Aarik eleva una ceja en mi dirección esperando una respuesta de mi parte. Maldito idiota.

—Y conozco mi posición abuela, pero prefiero buscar lo que realmente me merezco y no conformarme con menos. —le digo lanzándole una mirada de arriba a abajo a su esposo y me inclino en dirección de ellos—. Si me disculpan, tengo un deber que cumplir.

Me inclino unas tres veces más antes de poder alejarme completamente del irritante grupo. Desde que ascendí al segundo círculo han estado como cuervos sobre mí buscando sacar provecho de la situación debido a su estrecha relación con mis abuelos o manchar mi impecable imagen con comentarios incoherentes o los mismos rumores originados por mi abuela materna, la mujer está empecinada en arruinar mi vida igual o peor que la suya.

Avanzo entre las personas dentro del salón sintiendo unos pasos detrás de mí, tomo una copa de algún mesero que se cruza en mi camino y salgo del lugar ingresando a la habitación continúa, dejo la puerta entreabierta y me siento en el suave sofá de terciopelo rojo bebiendo de la copa. La puerta se abre de nuevo y sonrío con los labios sobre el vidrio cuando lo veo entrar.

—¿No deberías estar cuidando de la niña? —pregunto escuchando su risa mientras cierra la puerta.

—Tiene dieciséis y está con sus padres.

Giro los ojos divertida cuando Aarik se acerca a tomar mi copa y bebe de ella con total naturalidad.

—¿No deberías estar cuidando al niño? —bromea sentándose a mi lado, con la copa todavía en sus grandes manos con anillos extravagantes.

—La niña lo cuida.

—¿Y el relojero?

—Escuchando un tic por aquí y un tac por allá.

Un Reino de Llamas y PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora