6:42 de la madrugada. Rutina de siempre. Me levanto, y hago la típica carrera con mi hermano, de quién ocupará el baño primero. Por primera vez en la semana, he ganado yo. Cierro la puerta, y me miro al espero. Sinceramente nunca estuve tan cansada, ni tan despeinada. La noche anterior tuve una fiesta, que realmente no sé por qué fui. Supongo que fue porque mi querida amiga Noah me obligó. En fin. Estaba muy cansada, y ese día no era un día como los de siempre. Así es. Mi mamá estuvo organizando un viaje desde hace tres meses en familia. Nos íbamos a ir a Blackwells, nunca había oído de ese lugar. Pero, por lo que leí en páginas web, está a dos kilómetros de Florida.
Una vez que terminé de arreglarme el cabello, comencé por mis mejillas. Estaban tan rojas que parecían dos manzanas. Mi piel aún estaba caliente, como si tuviese fiebre, pero no me sentía mal para tenerla. Tomé un poco de rubor y me lo coloqué. No estaba maquillada en exceso, pero necesitaba cubrir un poco esa cara de “mátenme”.
Salí del baño, y allí estaba mi hermano Bradley, mirándome.
-Sí que tardaste hoy. –se rio, pero luego su sonrisa desapareció.
-¿De qué te quejas si siempre entras primero? –dije.
-Nunca me quejé, solo dije que tardaste porque es cierto. –volvió a reírse, como si me tomara del pelo. No entendía por qué se reía prácticamente a carcajadas.
-Sí que estás insoportable el día de hoy.
-Calla ya.
Y lo hice. Es que ya no sabía que decirle, me dejó con las palabras en la boca. Él no se había quejado, no sabía si era yo la de mal humor o él.
Pasaron dos horas. Eran las 8:45 cuando comenzamos a colocar las valijas en el auto. Con sinceridad, no tenía ganas de ir a ese viaje. En Blackwells no tenía amigos. No conocía a nadie. Y dudaba si tenía WiFi para mínimo poder comunicarme con mis amigos. Mi padre me hizo subir al auto. Ese día era de mucho calor, así que vestía un jean blanco junto con una remera celeste y unas sandalias que combinaban con la remera. Tenía el pelo recogido. Estaba lista para el viaje.
No había una hora definida para llegar, pero sí sabía que desde Lynch hasta Blackwells había 14 horas. Pero como mi padre siempre maneja lento, tardaríamos dos horas más. Así que calculé que íbamos a llegar a las doce de la noche. O por allí.