No sabía que decir. Primero me besó y luego, luego esas palabras salieron de su boca. Tal vez era una broma para su canal, y no me dijo. O tal vez, le gustaba en serio, pero realmente me había impactado, no pude decir nada, realmente los nervios me mataban, él me encantaba. Lo único que hice, fue levantarme, darle un beso en la mejilla e irme.
Esta vez no fui por el ascensor, fui por las estrechas escaleras con las que conocí la bella terraza. Bajándolas, sentí un leve choque. Era una chica de cabello largo y liso, con las puntas desmechadas, usaba brackets y tenía unos bonitos ojos, eran una mezcla de colores. La chica me pidió disculpas. Se llamaba América, me encantaba su nombre.
-Discúlpame. –Me dijo.
-Está bien, no es la primera vez que pasa, no fue nada, además. Soy Emma.
-Lo sé, te escuché cuando hablabas con Mau.
-¿Lo conoces? Y, ¿cómo me escuchaste?
-Estaba del otro lado de la terraza cuando le dijiste tu nombre, y sí, conozco a Mau, pero sólo de vista, jamás le he hablado.
-¿En serio?
-Sí.
Ambas reímos, y terminamos de bajar la escalera, ella lo hizo sólo para acompañarme, ya que su destino se encontraba arriba. Nos sentamos frente a la piscina, en dos reposeras distintas, y comenzamos a hablar.
Me contó que tenía vivía con sus ambos padres, y tenía un hermano llamado Alec. Ella tenía 18, y su hermano 15. Nació y vivió toda su vida en Blackwells, pero cuando tenga 23, desea mudarse a Rusia, súper raro, ¿verdad? Pero la verdad que me encantó lo que me contó.
Vino Sophie, con Brad abrazado a su cintura, fue gracioso verlos a ambos juntos, seguramente estuvieron todo el día juntos. Cuando Brad se sentó al lado de Soph, vi pasar a Mau, él estaba mirándome, así que bajé la mirada, no quería recordar lo sucedido, esos estúpidos nervios, los odio.
Él se alejó, cuando yo presenté a América. Aunque prefería que le digan Mer, por lo cual, todos la llamamos así.
Reímos, hablamos, jugamos, hasta que nos agarró frío, entramos al hall del hotel, no hicimos casi nada importante, seguimos hablando, hasta que llamaron a Sophie, ella se debía ir a comer. Nos quedamos Mer, Brad y yo, aunque Brad estaba con el celular, justo cuando me llegó un mensaje de él.
BRAD: Pequeñaja, necesito contarte algo urgente. Utilizaré una excusa, sólo síguela.
YO: Está bien.
Brad me miró para luego hacer la típica excusa, ésta decía: "¡Oye, Emma! Mamá mandó un mensaje, nos quiere ver en la habitación ya, dice que no hemos desempacado aún."
Seguí su excusa, así que me despedí de Mer. Subimos la escalera, ambos ascensores estaban ocupados. Llegamos, no estaban ni papá ni mamá, hasta que recordé que se habían ido, pero se habían ido con Brad, supuestamente. Seguro, el wey se escapó. O algo así.
-Emma, Emma, Emma, querida Emma, necesito contarte un montón de cosas.
-Te escucho, pequeño Brad. –dije sentándome en el sofá, comiendo algunas galletas de chocolate.
-Hoy no estuve en todo el día, pero, ¿sabes por qué?
-Sophie.
-Exacto.
-¿Y?
-Sé que la conozco hace, ¿3 días, 2? Pero siento algo por ella, tengo miedo.
-¿Por qué?
-Es difícil de decir, nadie lo sabe.
-Vamos idiota, dímelo.
-T-tengo n-novia. –comenzó a tartamudear, ¡Jamás me lo había dicho! ¡Soy su hermana!
-Qué.
-Nadie lo sabe, sólo tú. Es Lauren.
-¿QUÉ? ¡PERO SI ESA CHICA NI TE GUSTA!
-Lo sé, y prácticamente, la odio.
-¿¡Y POR QUÉ ESTÁS CON ELLA, PEQUEÑO TONTO!?
-Ella me pidió delante de todos, nunca quise decirle que sí, pero soy un buen chico y si tengo novia debería preocuparme sentir cosas por otra persona, ¿verdad?
-Si no fueras mi hermano y fueras mi novio, creo que te amaría, en serio. –dije al escuchar sus palabras, aunque sean sencillas palabras, fueron conmovedoras, no siempre se ven chicos así.- Terminemos con ella.
-¿A qué te refieres con "terminemos"?
-Dame tu celular. –Él me extendió su celular. Busqué en sus contactos, una conversación con ella por whatsapp, cuando vi la foto de la niña, me indigné. Tenía una foto besando a mi hermano, ¿por qué? Estúpida.
Comencé a escribir, con las palabras de Brad, tardé un tiempo en escribir el mensaje, pero logré hacerlo. Este decía: "Lauren... creo que, debemos... no lo sé, no sé cómo decirlo... tú... me gustas, en serio, pero esto, no da para más. Te veo sólo como una amiga, no quiero besarte, quiero abrazarte. No quiero decirte te amo, quiero decirte lo mucho que te quiero. No quiero salir contigo como algo más, quiero salir contigo para divertirnos... espero que comprendas. Un saludo.". Ella lo leyó enseguida. "OK", una respuesta tan fría que significaba millones de cosas. Pero, por lo menos había quitado un peso de encima.
-Ahora sí, ya te puede gustar Sophie tranquilamente.
-¡No me gusta!, sólo siento algo por ella, pero no me gusta.
-Oh vamos picarón, ambos sabemos que te encanta, como a mí Mau. –nunca quise decir eso, al instante tapé mi boca.
- ¿ME JODES? ¿TE GUSTA MAU? No, espera, ¿TE ENCANTA MAU? –Comenzó a reír.
- A ti te encanta Sophie, idiota.
-Oh.
Un silencio recorrió cada centímetro de toda la habitación, y luego estallamos a carcajadas.
-Vale, lo admito. Me encanta Sophie. Pero, no es ese "me encanta" sencillo. Siento que la conozco de toda la vida, que es mi otra mitad.
-Y yo admito que me encanta Mau. Lo admito, lo admito, lo admito. Él me encanta.
Le conté a mi hermano lo que había pasado entre nosotros, y no lo podía creer. No podía creer mi reacción, no podía creer el beso, y no podía creer sus palabras, al igual que yo. Me arrepentiré toda mi vida de mi acción.
Llegaron mis padres dos horas después, hablamos un poco, y luego nos fuimos a dormir.