Capítulo 2.

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Hace tres horas que estamos viajando. Hace tres horas que lo único que veo es césped, con autos. Me aburría demasiado, y lo único que hacía era jugar al único juego que tenía en mi Smartphone. No me gustaban mucho los juegos así que sólo tenía el Flappy Bird. Era tan adictivo que debía descargármelo. No tenía señal para utilizar el Whatsapp, ni tampoco 3G para utilizar el Facebook. Me aburría demasiado. Me coloqué los auriculares y me puse a escuchar “All you need is love”, de The Beatles. Me quedé dormida escuchando música, pero a eso de una hora y media, sentí como que algo me movía. Era mi madre intentando despertarme.

-Emma, Emma… -susurraba. 

Abrí los ojos lentamente y la miré. Estuve a punto de abrir la boca para preguntar qué pasaba, pero ella me ganó.

-Son la 1:27, pararemos a comer algo.

La verdad que no tenía hambre. Pero tenía que comer, así que me quité el cinturón de seguridad, me peiné un poco y bajé del auto junto con mi mamá. Estaba aún un poco dormida, así que no sabía qué hacía. Por poco me chocaba con el espejo de un auto. Mi hermano me tomó del brazo y me dijo:

-Cuidado, mira por donde caminas.

Sentí como si me hubiese regañado. A lo mejor sí, o a lo mejor no. Ya no entendía nada. Mi hermano era dos años menores que yo. Él tiene dieciséis, por lo cual, yo tengo dieciocho. Nuestra relación estaba entre la mitad de ser buena, y la mitad de ser mala. Pero, por lo general, es buena. El, aunque es menor, me cuida muchísimo, y eso lo valoro demasiado. Estábamos por pedir la comida, cuando vi que había un pequeño puesto de revistas. Le pedí a mi mamá dinero, pero ella no tenía, así que le pedí a mi papá. Me dio diez dólares.

Me tomé un tiempo en elegir la revista, pero al fin y al cabo le pedí al señor que trabajaba que me de alguna de moda. Me tendió una que jamás había escuchado, pero era muy vendida. Se llama ‘Brecken’. Por lo que notaba, la tapa de la revista estaba muy buena. El tema era el contenido, así que la hojeé. Cuando vi que tenía unos bonitos conjuntos en la parte trasera, le pregunté el precio. Estaba siete dólares. Era aceptable. Le di el dinero, y me llevé la revista hacia el pequeño bar que estaba allí. Estaba tan concentrada viendo los conjuntos y el precio que no noté a la gente que estaba a mí alrededor. Noté que choqué a alguien. Tenía la vista baja, pero sentía que la persona me estaba mirando.

-Lo siento. –era un chico. Tenía una bonita voz.

-Fue mi culpa. –intenté sonreír. Levanté la mirada. Realmente, era bonito. Él me sonreía.

-No. En serio. –siguió sonriéndome. No sabía que decir. Era alto, no mucho. Pero me pasaba una cabeza. –Soy Mauricio.

-Soy…

.Justo cuando iba a decirle mi nombre, mi padre me llamó para comer. Mauricio se rio levemente.

-Ya, ve.

Le sonreí y me dirigí hacia la mesa donde estaba mi familia. Me miraron y mi madre me preguntó por qué tardé tanto.

-Estuve diez minutos intentando escoger la revista. Y volviendo para acá me choqué con un chico. Era lindo.

Mi hermano entró a reírse a carcajadas. No entendía por qué se reía. Lo único que hice fue decir que era lindo. Mi madre le sonrió a mi padre.

-Daphne, me parece que alguien está enamorada. –le dijo mi padre a mi madre. Mi hermano siguió riéndose, pero a mí no me causaba gracia.

-Es muy diferente ‘parecer lindo’ a ‘gustar’. Y ‘gustar’ a ‘enamorarse’. El chico sólo es lindo, y punto final. –dije yo, mientras tomaba mi Coca-Cola zero. Mi hermano miró mi hamburguesa y me dijo:

-Emma, ¿la comerás?

Eso sí me causó gracia. Brad no había terminado la suya, y ya me pidió la mía.

-Sí. –dije.

Todos seguimos comiendo, realmente era rica esa comida. Tomé una papa y me la metí en la boca. Noté que tenía sal así que comencé a toser. No es que tenga problemas con la sal, pero me causa repugnancia y asco. Soy la más rara, lo sé.

Después de terminar la comida, mi madre y mi padre se pidieron un café, mi hermano una leche con chocolate, y yo fui a comprar unas gomitas al kiosco. Nos llevamos todo al auto. Volví a recostarme mientras comía mis gomitas de ositos. Me aburría tanto que le pedí a mi hermano de jugar a algo.

-¿Te parecería adivinar el color de los autos traseros que intentan pasarnos?

-No.

-¿Jugar al veo veo?

-No.

-¿Y qué quieres hacer?

-Dormir. –Se limitó a contestarme.

Mi hermano quería dormir, yo quería jugar. Mi madre hablaba con mi padre, y mi padre manejaba. Revisé mi celular. Vi dos líneas de señal. Así que me conecté al Whatsapp. Ví que Noah me había mandado un mensaje hace dos horas.

NOAH: Hey pequeñaaa. ¿Cómo va tu viaje? ¿Te diviertes?

YO: ¿Crees que me divierto?

Después de diez minutos, contestó.

NOAH: Bueno. Tal vez, sí.

YO: No me divierto. Mi hermano está dormido, no hay casi nada de señal, me quedo sin batería, bye, te quiero.

NOAH: Yo te quiero mucho más. 

La terraza. (Screamau)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora