Capítulo 17.

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Cada vez todo parecía más difícil.
Mi hermano crecía al mismo tiempo que su estupidez también. Extraño a papá. Intenté llamarlo, y no responde. Y con Noah, no hay caso.
Llamé a Eloy y a Mauricio para que vengan al departamento, ya que Bradley se había ido con Sophie, unos días a Flèwer. Un lugar, cerca de Blackwells.
Ambos vinieron. Con comida. La única diferencia era Karimé. Una chica tan bella, casi tanto como un rubí. Cabello rubio y ondulado, flaca. Ojos cafés, y las manos más perfectas de todo el universo. La envidiaba. De buena forma.
Karimé provenía de un pueblito ruso, vino aquí a los tres años, su madre era amiga del padre de Eloy, y ellos desarrollaron una hermosa amistad durante todos esos años. Siendo sincera, noté la forma en la que ella miraba a Eloy. Era tan tierno. Merecía una pic.
Ellos entraron con un pequeño bolso. Tenían planeado quedarse a dormir, algo tan insoportable. Odio que se queden, pero, ¿ya qué?

Bebimos, comimos, hablamos... y miramos una película. Era una película de amor, y suspenso, "Warm Bodies". La mejor puta película del maldito universo. Merece de todo.
En esos momentos, Mauricio estaba abrazándome por el cuello. Estábamos uno al lado del otro. Y nostros abrazados. Hacía frío. Y él me hacía sentir demasiado bien. Sólo él puede hacerme sentir así...

Jesús. 5:39 AM.
¿Qué ha pasado? ¿Por qué me levanté? Mauricio, Eloy y Karimé dormían. Intenté hacerlo y no pude. Me retorcía en los brazos de Mau, y aún no ocurría nada.
Vi algo que se acercaba a mí. Qué miedo, cabrón. Cada vez se acercaba más... y más... y más...

Te extraño, mamá.

Estoy bien, eso creo. Mis pensamientos ya no tienen sentido, nada tiene sentido. Quiero salir. Quiero tomar aire. No quiero estar más así. Eloy... Mauricio... Estoy harta.

Me encontraba sola, en realidad... no tanto. Seguían durmiendo. Me levanté como pude y con la ropa que tenía, salí afuera. Subí a la terraza y miré fijamente al horizonte.
"¿En serio estoy bien?" Pensé.  Era lo que más me hacía dudar. Yo... no era nadie.
Miles de pensamientos, palabras, sentimientos, se pasearon por mi mente. No podía soportarlo. Subí una pierna a la pequeña pared que separaba   el suelo con la nada misma. Subí la otra. Escuché un ruido fuerte. Era Mauricio.

- Qué haces.

Lo ignoré. Sabía lo que haría. Estaba muy segura. Nada sería más doloroso  que todos los pensamientos en mi mente. Ni un maldito salto. Es imposible sin mi madre. Esta vida es una maldita mierda. Todas las mentiras que he dicho... PURA MIERDA. ¡NADA ESTÁ BIEN, NO ESTOY NI ESTARÉ BIEN! ¡MI MADRE MURIÓ MALDITOS IMBÉCILES! ¡¿CÓMO MIERDA PUEDO ESTAR BIEN SIN ELLA?! COLÓQUENSE EN MI LUGAR, MALDITOS IGNORANTES.
No aguantaba más. Él lo sabía. Entonces me volteé, y sin decir nada, ni dar muchas vueltas, salté.
En el aire no pude respirar. Los sentimientos aún se apoderaban de mí. Los gritos de Mauricio se oyeron fuertemente. Era tarde.

La terraza. (Screamau)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora