Capítulo 5.

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Bajamos hacia el lugar de comidas. Se veía muy hermoso. Entramos, y nos sentamos en una mesa al lado de la ventana. A mi mamá no le gustaba ese lugar, así que nos cambiaron a una más alejada.

Había muchísima gente así que tardaron un poco en atendernos. Cuando por fin lo hicieron, cada uno pidió una comida muy distinta. Papá pidió tallarines con salsa mixta. Mamá, compartió con mi papá. Bradley pidió media lengua de vaca, y yo pedí sushi. Mi papá y mi mamá compartieron vino, Brad una Coca-Cola y yo una Coca-Cola zero.

Después de media hora nos trajeron la comida. Estábamos todos muy hambrientos, mis padres hablaban de política. No era de esperarse. Y yo con mi hermano hablábamos de caricaturas. Aunque tengamos dieciséis y dieciocho años, seguimos viendo caricaturas. Nuestra caricatura favorita es ‘Tom y Jerry’, así que comenzamos con esa. Siempre nos reímos de lo pícaro que es Jerry, y lo idiota que es Tom. Aunque, siendo sinceros, Tom es mi favorito.

Terminamos la comida en aproximadamente treinta minutos, y tuvimos que esperar diez minutos para que nos atiendan y podamos pedir el postre. Retiraron la comida y nos trajeron las cartas. Mi hermano estuvo tanto tiempo para elegir que terminó compartiendo conmigo un budín de pan. Mis padres pidieron un helado de frutilla y chocolate.

Esto sí, nos lo trajeron enseguida. Fue el budín de pan más rico que comí. Aunque no se compara con el de mi madre. El de mi madre sí es un buen budín de pan. Era gigante, así que tardamos un poco en comerlo. Mis padres terminaron su helado en un segundo.

Volvimos al hotel. A mis padres no les importaba mucho que esté o no esté en la habitación. Podía volver a la hora que quería, pero que no salga del hotel, tampoco a las tres de la mañana, pero hasta la una me daba permiso.

Fui a recorrer el hotel nuevamente. Tomé un ascensor y subí a la terraza. Realmente era hermosa. Tenía una excelente vista, tenía unos columpios, unas reposeras, y algo que parecía ser un galponcito. Quise entrar al galponcito pero me dio un poco de miedo y asco. Tal vez había ratas. O cucarachas. O arañas, o cualquier cosa que me de asco. Me recosté en una reposera mientras miraba la cantidad de casitas y edificios que había. Más adelante de los edificios, se podía apreciar una hermosa playa.

Blackwells. De noche. Iluminada. Realmente, es una ciudad hermosa. Ya tengo dónde vivir.

Me quedé apreciando la hermosa ciudad unas horas. Pero cuando me di cuenta que era tarde, regresé a la habitación. Ni mi madre, ni mi padre, estaban dormidos. Ambos estaban viendo la televisión. Pero yo sí estaba muy cansada. Así que terminé de desempacar, tomé mi Smartphone a cargar, y me recosté en una cama.

Realmente me costó dormirme, pero al cabo de una hora, ya estaba lista para soñar.

La terraza. (Screamau)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora